Pero en esta pandemia, una cuestión no menor para una empresa de Pergamino que hoy llega a tener más de 500 empleados es poder sostener la operatoria, el empleo de todo nuestro equipo, y pagar los sueldos.
Se trata de muchas familias que viven en nuestra ciudad, Pergamino, que tiene 100.000 habitantes. Las implicancias de poder lograrlo son realmente importantes para la vida de la comunidad.
Cuando hablamos de sostener el negocio estamos enfatizando en posibilidades de empleabilidad y acompañamiento a nuestros colaboradores. La contención, el cuidado y la empatía han sido los principales ejes en la gestión de RR.HH. durante el aislamiento.
Lo mismo en el vínculo con proveedores, sobre todo, los locales. Estos aspectos, como el de sostener la calidad de los vínculos, ha sido una cuestión prioritaria para nosotros. También destinamos fondos extras para donaciones de materiales de protección médica al hospital de la ciudad y para alimentos para ONG locales que están trabajando para asistir a personas que no tenían acceso a ellos. Se trata de urgencias y hay que estar.
Todos estamos aprendiendo y tratando de captar las nuevas necesidades y oportunidades que nos plantea esta pandemia. Estamos muy atentos en la organización del trabajo y en asegurar que nuestros colaborados puedan equilibrar su vida familiar y laboral, porque todo se ha visto alterado y la empresa debe ser sensible a la nueva realidad.
Estrategias alineadas
Nuestras estrategias están muy asociadas al corazón del negocio. Estamos especialmente enfocados en desarrollar tecnologías sustentables para la agricultura que, sin dudas, van a seguir creciendo en el mundo que viene. Actualmente, somos líderes en el mercado de productos microbiológicos para la agricultura y creemos que vamos a poder seguir creciendo, sobre todo pensando en las exportaciones, ya que cada vez hay más países interesados en adoptar tecnologías microbiológicas, más amigables con el ambiente.
Hay que tener en cuenta que nosotros estamos relacionados al sector de la producción de alimentos, actividad que no puede detenerse. Por otra parte, tenemos programas de inversión social, abiertos a la comunidad que en este momento están suspendidos ya que están dirigidos a estudiantes secundarios. Pero la propuesta sigue en pie porque consideramos que los recursos humanos de la empresa pueden hacer un aporte valioso en la educación como proceso clave para la transformación social.
También vamos a tener que encontrar la manera de seguir, ahora sumando este desafío. La tecnología digital llegó para construir nuevas realidades cotidianas y la pandemia no cambió eso, en todo caso, lo aceleró. En el corto plazo, el objetivo es continuar con lo que veníamos haciendo en nuestra planta, cuidando a nuestros colaboradores y a nuestros proveedores y también asistiendo con nuestras soluciones a los productores agrícolas; pero claro que esto también depende de los imponderables que pueda traer esta pandemia que al día de hoy no estén en nuestro radar.
En el mediano y largo plazo, estamos proyectando certificar la Huella de Carbono y comenzar a implementar nuestra política de diversidad e inclusión con mayor fuerza. Queremos que nuestra empresa tome un rol activo en la generación de políticas de trabajo inclusivo, y abra espacios para que nuestros colaboradores puedan enriquecer sus talentos, en equipos de trabajo donde la diversidad esté presente.
Las empresas tenemos la posibilidad de darle lugar y cauce a los nuevos paradigmas sociales, y transformarnos en espacios de trabajo más empáticos, innovadores y generadores de valor compartido. No hay espacio para los egos Cuando la realidad irrumpe superando ampliamente la acción, cambiando lo que hasta el momento era conocido como normalidad, surgen transformaciones y cuestionamientos inevitablemente.
En la industria en la que operamos esos cuestionamientos ya estaban emergiendo, son parte de conversaciones que nos teníamos que dar porque la sociedad –sobre todo urbana– está demandando. La pandemia las agilizó y puso más en evidencia, por decirlo de algún modo.
Siento que muchos de los actores sectoriales ya activaron. Se predispusieron a reinventar una lógica de trabajo distinta. Se están gestando nuevas maneras de transitar el camino en la generación de alimentos, de su recorrido desde el campo a la mesa. Creo que hay una fuerte intención de renovar ese vínculo del campo con el campo, y del campo con la sociedad urbana.
Pero claro que queda un gran camino por recorrer y el único que veo es el de la escucha y el diálogo, para construir gestiones en red que nos permitan desarrollarnos de una manera más inclusiva y sostenible. Trabajar en red está en la esencia misma de la sustentabilidad, porque llegar a ser sustentables está en las antípodas de del individualismo y el egocentrismo. En las vinculaciones se generan más conocimiento, más innovación.
En el centro, el desarrollo humano
Uno de los grandes temas que está en agenda es la incorporación de energías renovables para hacer frente al calentamiento global y aquí se espera que, sobre todo, los países del primer mundo se decidan a reconvertir sus matrices productivas. Se observan diferentes posiciones de los líderes mundiales por la implicancia económica que significa esta adaptación.
Hay señales positivas, por ejemplo, se prevé que la inversión global en nueva capacidad de energía renovable alcanzará US$ 2,6 billones al cierre de esta década, un período en el que la energía solar ha sido líder entre todas las nuevas tecnologías de generación.
Otro desafío es producir alimentos de formas cada vez más cuidadosas con el ambiente y aquí Argentina, como principal productor tiene un rol importante. El sector privado avanza en incorporar metas basadas en la ciencia, como forma de liderar con el ejemplo.
También, y sobre todo a partir de ahora que son tan utilizadas, se podría incluir la necesidad de mayor transparencia y responsabilidad cívica del sector tecnológico. Nos tienen que garantizar respeto por la privacidad de datos personales y tiene que existir una adecuada regulación y supervisión gubernamental.
En el centro de todo esto por supuesto está el desarrollo humano. Y para eso hay que sumar sistemas de educación de calidad que fortalezcan las habilidades necesarias para el empleo, el trabajo decente y el espíritu emprendedor. Sin cooperación cultural, cualquier intento de desarrollo fallará. Creo que este es un gran desafío que tenemos que asumir.
(*) CEO de Rizobacter