Las buenas entrevistas de trabajo terminan con un ronda de preguntas por parte del entrevistado al gerente o al encargado de Recursos Humanos. La oportunidad perfecta para desasnarnos sobre la cantidad de días de vacaciones, el pago del aguinaldo o qué marca de café usan en la oficina. Pero, ¿es eso realmente lo que vale la pena preguntar? Algunas de esas preguntas pueden disparar alarmas en la cabeza del entrevistador. Las preguntas que cualquier entrevistador o gerente quiere escuchar son preguntas que apunten a cómo vamos a obtener mejores resultados no sólo para la empresa sino también para nosotros mismos, sobre qué oportunidades tenemos para crecer o para demostrar qué tan bien investigamos el puesto que queremos ocupar. Otros buenos ejemplos son:
¿Cómo impacto tal producto o servicio en su vida?
Este tipo de preguntas apuntan e indican al entrevistador que no sólo nos interesa el pago a fin de mes sino también estar en un lugar donde la gente tiene ganas de trabajar. Demostramos que nos interesa cómo influye la empresa y sus actividades en la vida de las personas.
¿Cómo afecta mi desempeño a la empresa en el mediano y largo plazo?
Con estas preguntas demostramos que no sólo pensamos en nosotros mismos, sino en nosotros y nuestro rol en la compañía. Que nos interesa saber qué pieza somos en el complejo artefacto que es la empresa. Cambiamos el eje de qué ofrece la compañía por uno más tentador para el entrevistador: qué podemos hacer nosotros por la empresa.
¿Por qué trabaja usted acá?
O una forma más políticamente correcta de preguntas ¿por qué yo debería trabajar acá? Es una forma de generar empatía con el entrevistador y de hacerle saber que nos interesa saber qué tiene para ofrecer este trabajo. Además, si el gerente no puede ofrecer buenas razones por las cuales trabaja donde trabaja es un buen indicador de que quizás no es el trabajo que buscamos.
¿Cuáles son los puntos de conflicto que la persona que tome este puesto tiene que resolver?
La mayoría de los gerentes se va a enfocar en los puntos fuertes de su empresa y del puesto. Y en principio nadie quiere saber sobre los aspectos difíciles del trabajo, por eso es una pregunta original. Y posiblemente genere una buena reacción en el entrevistador porque le demuestra que está frente a alguien que busca soluciones. Es aún mejor cuando ante los problemas que nos presenten podamos inventar algunas soluciones tentativas al problema en ese momento.
¿Cuáles son las fortalezas y debilidades de su empresa frente a tal o cual competidor?
Una pregunta doblemente útil. Por un lado, demuestra interés y conocimiento sobre el sector. Sabemos cual es la competencia y, posiblemente, ya nos entrevistamos con ella o pensamos hacerlo. Y por el otro nos provee información sobre cómo la empresa se ve a sí misma, con sus fallas y aciertos.