De las brillantes arenas y el cándido mar a la silla de la oficina. O de paisajes que roban el aliento a cadenas de mails y llamados de proveedores. Éste pasaje se da inmediatamente y sin escalas. Así es volver de las vacaciones al trabajo. Y no se da sin complicaciones. Al experimentar tan repentino cambio, muchas personas caen en un cuadro de estrés post vacacional, el cual puede provocar tristeza, apatía, intranquilidad, angustia, depresión, taquicardia, sensación de ahogo, tensión, dolores musculares, problemas de estómago e, incluso, mayor cansancio. Las empresas encontraron en la técnica del “soft landing” (aterrizaje suave) una posible solución.
Básicamente, el soft landing es una batería de técnicas y estrategias comerciales para evitar que los trabajadores o empleadores regresan con una menor productividad y más disconformidad al lugar de trabajo. En términos generales, se trata de un retorno paulatino y controlado a la rutina laboral, con el fin de evitar futuros problemas de organización, producción y gestión. Coca-Cola fue una de las primeras empresas que popularizó ésta técnica en Argentina, cuya metodología fue trabajar dos horas menos el primer día y una hora menos el segundo día, ya sea las primeras horas o las últimas de la jornada. Claro que también existen otras como recibir a los recién llegados con un mail de bienvenida que también lo pongan al tanto de las novedades durante su ausencia, o dar un pase libre de una semana para ponerse al tanto con tareas pendientes, organizar el escritorio, responder y borrar mails caducos e incluso organizar la propia vida para que no afecte al clima de trabajo.
El soft landing también funciona en otros niveles. Como en el caso de las embarazadas o que dieron a luz. Se recomienda reducir el trabajo, por ejemplo en horas, y a medida que la situación se normaliza y por ejemplo el bebé necesita un poco menos de atención ir agregando horas paulatinamente. Lo mismo vale para otras situaciones de licencia por motivos personales o emocionales. Se ahorra más con proucción y management inteligente que con presiones infructuosas a los trabajadores. Los más afectados por el estrés post vacacional son los jóvenes adultos (de entre 25 y 40 años) y si bien no está catalogado oficialmente como una enfermedad si se puede considerar un síndrome o trastorno pasajero.