<p>Este tipo de éxitos es “exactamente lo que buscan las agencias publicitarias –apunta Knowledge@Wharton- en su lucha por desarrollar ideas capaces de manejar cambios abruptos en tecnología y comunicaciones, desde Tivo hasta Twitter, que alteran las formas en que las empresas interactúan con clientes y usuarios.<br />
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Pero, hasta el momento, ha habido escasos esfuerzos coordinados para rescribir el manual básico sobre qué estrategias funcionan, cuáles no y en qué circunstancias. Llenar ese vacío pretende el proyecto “futuro de la publicidad” (FAP en inglés). Su cometido es reunir casos pilotos, datos y sugerencias para aprovechar los nuevos medios y alcanzar audiencias más amplias.<br />
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En alianza con Google, el proyecto Wharton ha avanzado en esa dirección al lanzar en YouTube el canal FastForward. Este vehículo ofrece “perspectivas rápidas”. Primariamente, breves videoclips sobre el porvenir del marketing, a cargo de ejecutivos, expertos, gurúes publicitarios y analistas universitarios.<br />
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El sitio presenta clips como los de Kevin Werbach –especialista en cuestiones jurídicas- bajo el título “qué cambios depara Internet en la relación marcas-gente”. Al respecto, sostiene que “la Red da vuelta todo tipo de modelos”. Sin ir más lejos, a poco de instalarse FastForward recibía 12.500 visitas diarias y cientos de personas se habían subscripto. <br />
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El esquema tiene una meta ambiciosa: crear un modelo de cartera publicitaria que permita armar nuevas estrategias. Se emplea una mezcla tradicional de viejos y nuevos medios para alcanzar compradores potenciales. “Cuando las personas desarrollan carteras inversoras, su objeto lógico es definir objetivos y, después, adoptar decisiones basados en ellos. Queremos aplicar el mismo esquema a la publicidad”.<br />
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<p>A criterio de Yoram Wind (FAP) y pese a intentos de mudar el foco publicitario a Internet, cualquier buen plan de marketing tenderá a ser híbrido. O sea, combinará elementos convencionales y novedosos, en un tipo de sinergia condicionado a los resultados. El proyecto, entonces, llega en lo que es seguramente el período más movido –para agencias y productores- desde los años 50. En aquella oportunidad, la clave fue la veloz expansión televisiva. Ahora, se les hace difícil a expertos y ejecutivos hallar las respuestas adecuadas a otro cambio tecnológico.<br />
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En parte, el motivo “externo” es la recesión que, en 2007/09, castigaba presupuestos de marketing en perjuicio de los canales tradicionales. Esto les ocurrió a todas las agencias y en todos los sectores. Por ejemplo, en 2009 el gasto publicitario total en Estados Unidos bajó 13 a 15%, de acuerdo con las principales consultorías del negocio.<br />
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Sin embargo, la contracción económica general no impidió que la publicidad virtual siguiese prosperando a expensas de TV, radio, gráfica y vía pública. Una firma dedicada a seguir esos datos, Group M (WPP), estima que los avisos por Internet pasarán de 13% del volumen total en 2009 a 15% este año. Vale decir, alcanzarán US$ 65.000 millones.</p>
<p>No obstante, la mayoria de expertos coincide en que limitarse a dejar los canales tradicionales, en pro de estrategias dirigidas a clientes en redes sociales (Facebook, Twitter), es una salida por demás simplista. Esto lo han aprendido a propia costa algunos marketineros. “Una clave del negocio es hallar cómo meter un relato en el texto del aviso y desarrollarlo sin aburrir o molestar”, prescribe Michael Donahue, vicepresidente ejecutivo de la American Association of Advertising Agencies, que también integra el consejo asesor del FAP.<br />
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Algunos descubrimientos tempranos del FAP pusieron en duda veros anacronismos de la sapiencia convencional. Así, la idea de que ciertas formas de publicidad agonizan o han muerto. Por el contrario, uno de los mayores esfuerzos del proyecto fue un proyecto de Joel Rubinson, director de investigaciones, sobre eficacia de la publicidad televisiva. Este experto encontró que no se observaban efectos negativos en TV derivados de la publicidad en línea. Pese a la disminución de audiencias o el uso de Tivo para excluir tandas de avisos en pantalla. Otro estudio concluyó que el impacto de DVR y otros dispositivos capaces de bloquear publicidad no llega al nivel imaginado por muchos marketineros. Probablemente, porque los mensajes de marca pueden burlar a quienes sortean tandas.</p>
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