La necesidad de “escape” de la rutina, de búsqueda de horizontes, experiencias y sentidos, se intensificó sobre todo en las grandes ciudades, afirma un informe de la consultora Trendsity.
En Estados Unidos empezaron a surgir ofertas como Getaway, una propuesta de turismo que ofrece pequeñas cabinas en hermosos espacios abiertos a la naturaleza en las afueras de urbes como New York o Los Angeles. La propuesta es una pequeña cabaña con lo mínimo: cocina, baño, cama y enorme ventana que deja ver el paisaje. Se completa con una mesa de picnic, sin WIFI y solo con teléfono de emergencia. Durante COVID-19, las reservas de esta firma crecieron un 150% con respecto al año anterior y las cabañas de la compañía alcanzaron una tasa de ocupación sin precedentes del 99%. Algo similar ocurre con Cabinscape, en Canadá, que se promociona como “Cabinas pequeñas, mundo grande” y ofrece alquileres de cabañas pequeñas diseñadas a medida, de bajo impacto y ecológicamente racionales para escapadas íntimas a la naturaleza.
La experiencia se extendió por todo el país durante la pandemia. Poder vacacionar y desconectar de la angustia pandémica evitando posibles contagios fue una constante. De hecho, muchas personas redescubrieron las experiencias de paseo en casas rodantes o el “glamping” (camping con comodidades de lujo) con ese propósito. De hecho, opciones como AutoCamp, furgonetas de alta gama como Cabana o Kift o Hipcamp – que une viajeros con lugares para acampar – fueran todas opciones que crecieron durante 2020.
Quizás la pregunta que quede es si estas opciones se mantendrán en la oferta turística luego de que la vacunación masiva reactive el turismo tradicional. Las diferentes opciones emergentes pueden coincidir sin problemas con las costumbres mas tradicionales. De lo que no hay duda es que existe un redescubrimiento de la naturaleza como una importante fuente de bienestar.