Klabbers , profesor de derecho internacional en la Universidad de Helsinki, cree que no existe una ética de la gobernanza global creíble ni fiable para la política internacional. Para él la solución estaría en el diseño de una ética de la virtud aplicable a líderes de todos los sectores.
Esa ética de la virtud serviría para complementar las leyes actuales , especialmente aquellas que otorgan demasiada libertad de actuación a las autoridades.
El proyecto de Klabbers se propone definir qué tipo de acciones cabría esperar legítimamente de los individuos que gobiernan el mundo. Una ética de la virtud adaptada a los diversos roles de los dirigentes, dice, serviría para prevenir conflictos, evitar que empeoren y ayudar a solucionarlo.
“Las leyes por sí solas no son suficientes y a menudo acaban culminando en una sola cuestión: ¿quién decide?. Las normas legales son indeterminadas porque nunca se aplican por sí solas, sino que necesitan que alguien las aplique. “
“Las normas son necesarias en cualquier sociedad compleja, por tanto, el enfoque en una ética de la virtud podría servir como complemento, como contribución al vocabulario con el que contamos para evaluar las actividades de las personas que toman decisiones en la gobernanza global.”
“Las acciones virtuosas podrían legitimar a líderes y dirigentes, y dado que la legitimidad es un recurso útil para los dirigentes, quizá de esta forma considerasen acertado no ser tan arrogantes o ser honestos y consecuentes con lo que prometen.”