viernes, 27 de diciembre de 2024

Política de marcas: ¿hacerse global o quedarse en casa?

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En marketing, internet cambia todo. Permite a las empresas alcanzar clientes al instante en docenas de países y adoptar los mensajes según demografía, cultura, hábitos sociales, ingresos, etc. A veces, pero no siempre.

<p>Existe un desaf&iacute;o constante, insoslayable: construir o preservar marcas distintivas. Seg&uacute;n se&ntilde;alaba un panel en la escuela de negocios Wharton, nombres como Budweiser o Chevrolet son activos valiosos, pero tambi&eacute;n pueden perder empuje si comienzan a expresar cosas diferentes en diferentes mercados.</p>
<p>As&iacute;, en pos de equilibrio, Johnson &amp; Johnson elabor&oacute; un plan que part&iacute;a de &ldquo;definir el n&uacute;cleo de cada marca&rdquo;, explicaba Linda Wallace, vicepresidente de la firma. &ldquo;A continuaci&oacute;n, lo traduc&iacute;amos en palabras, im&aacute;genes y m&uacute;sica, con un amplio margen de flexibilidad. Ello se deb&iacute;a a que h&aacute;bitos y preferencias var&iacute;an de mercado en mercado&rdquo;. Por lo mismo, los marquetineros tratan de determinar c&oacute;mo la posici&oacute;n actual de un producto, en cierta &aacute;rea, influir&aacute; en futuras ofertas.</p>
<p>Algo que J&amp;J nunca har&aacute; es sacrificar precios de marcas muy conocidas, s&oacute;lo para imponerlas en nuevos mercados. La compa&ntilde;&iacute;a cree que, verbigracia, los ap&oacute;sitos Band-Aid compiten tan bien que su alto precio relativo es una ventaja. &ldquo;Por el contrario -indica Wallace-, estamos dispuestos a bajar m&aacute;rgenes sobre determinados rubros cuando se trata de penetrar mercados. A veces, modificamos la presentaci&oacute;n para poner un producto a alcance de m&aacute;s gente&rdquo;.</p>
<p>Diageo, el grupo brit&aacute;nico de vinos, cervezas y bebidas blancas &ldquo;tambi&eacute;n se atiene a altos precios relativos, aun al penetrar mercados nuevos&rdquo;, apunta Robert Warren, vicepresidente primero. &ldquo;Nunca har&iacute;amos rebajas s&oacute;lo para vender m&aacute;s. No con Johnnie Walker etiqueta negra ni con el ron Captain Morgan, el gin Tanqueray o la Guinness stout&rdquo;. Pero, en algunos pa&iacute;ses, lo hacen con el JW etiqueta roja.</p>
<p>Al encarar un mercado o segmento nuevo, Diageo no rebaja precios, sino que ubica grupos de consumidores dispuestos a pagar por sus productos. &ldquo;Con frecuencia, uno es o simula ser lo que toma. La gente -subraya Warren- paga m&aacute;s por lo mejor y a&uacute;n m&aacute;s por la imagen&rdquo;. Por eso, los fabricantes de bebidas alcoh&oacute;licas tienden a presentarlas como refinadas (etiqueta negra, Tanqueray) o de onda (Captain Morgan). &ldquo;En este negocio no podemos vender bondades funcionales, sino proyectar s&iacute;mbolos, im&aacute;genes, estilos&rdquo;.</p>
<p>En Estados Unidos, a la saz&oacute;n, las cervecer&iacute;as llegan al extremo de asociar marcas con patriotismo. Esto se hizo evidente, no hace mucho, en una disputa entre Anheuser-Busch (dos apellidos teutones, de paso) y SABMiller. La primera viene desde hace tiempo presentando a Budweiser como &rdquo;reina de las cervezas&rdquo; (titulo que en Alemania exhibe Warsteiner) y, &uacute;ltimamente, tachaba a Miller como &ldquo;reina de las carbonatadas&rdquo;, un insulto entre cerveceros.</p>
<p>En tren de ironizar, Miller declar&oacute; que prefer&iacute;a ser presidente de las cervezas. &rdquo;En este pa&iacute;s &ndash;proclamaba- no somos tilingos que se inclinan ante una tiara&rdquo;. Curiosamente, esta palabra remite a pont&iacute;fices y patriarcas, no a reyes ni reinas, que suelen portar corona. Anheuser-Bush no lo dej&oacute; ah&iacute; y contratac&oacute; que Miller es extranjera, propiedad de la sudafricana SAP y atiende en Londres. El pleito termin&oacute; ante los tribunales.</p>
<p>Pero hab&iacute;a un matiz descuidado por SABMiller: A-B comparte Budweiser con su hom&oacute;nima checa, austr&iacute;aca hasta 1919. Esto hizo crisis en la &uacute;ltima copa mundial de f&uacute;tbol. La Budweiser norteamericana auspiciaba los partidos, que se realizaban en Alemania, donde ese tipo de cerveza liviana no gusta y debe competir con docenas de marcas locales, algunas de ellas hist&oacute;ricas. Fue un fracaso. Para colmo, la etiqueta de la Budweiser checa &ndash;una Pilsen- es de id&eacute;ntico dise&ntilde;o.</p>
<p>Estos episodios apuntan a otro problema de los marketineros: c&oacute;mo entrar en mercados diferentes. Una soluci&oacute;n muy com&uacute;n es comprar una empresa ya establecida y eso hizo SAB con Miller. Existen ventajas operativas tales como personal familiarizado, una red de distribuci&oacute;n lista y una marca popular. Pero el m&eacute;todo exige verificar si la marca local no excede lo que la compa&ntilde;&iacute;a global quiere o necesita.</p>
<p>En lo tocante a alcanzar clientes, diferentes sectores responden en forma diferente a campa&ntilde;as de marketing y publicidad. La venta directa funciona muy bien en America septentrional, pero no en China, India ni media Sudam&eacute;rica. No obstante, su correlato &ndash;los avisos en v&iacute;a p&uacute;blica- llega en Beijing o Shanghai a un grado de espectacularidad s&oacute;lo rivalizado por Times Squire, Manhattan, pero no habitual en el resto de EE.UU. Fuera de ese segmento, el marketing directo depende de un sistema eficaz en materia de tel&eacute;fonos, redes postales y correo electr&oacute;nico. No todos los pa&iacute;ses del mundo los tienen.</p>

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