Mark Zuckerberg es uno de esos poquísimos Ceos que no pueden ser echados. No tiene a nadie por encima de él pues controla el directorio y también a los accionistas. Lo único que podría esperarse de él es que dé un paso al costado. Pero, a juzgar por sus expresiones de la última semana, eso está lejos de formar parte de sus planes. Ha dicho que la única persona en condiciones de guiar a la compañía hacia el final de este escándalo es él.
Facebook atraviesa una crisis profunda y un buen CEO debería aprovechar la crisis como una oportunidad para analizar profundamee por qué la compañía llegó a esa situación y cómo fue que su liderazgo contribuyó a crear ese problema. Esa es la opinión que expresa el analista Félix Salmon en Wired. Un buen CEO se pregunta cuál es la mejor forma de hacerse responsable de los errores cometidos, especialmente si es simultáneamente director ejecutivo y presidente del directorio. Evalúa si ha llegado el momento de cambiar de estilo de dirección y si su propia renuncia haría bien o mal.
Para Salmon, Facebook ha llegado a ese momento. Zuckerberg viene pidiendo disculpas reiteradamente desde hace años para errores de todo tipo. En este último episodio, recorrió todos los medios periodísticos posibles otra vez disculpándose. Pero esta vez no convenció a nadie. Tim Cook lo dijo con bastante claridad: “Es demasiado tarde ya para confiar en que Zuckerberg pueda arreglar este problema”.
Para Salmon hay tres cosas que Zuckerberg debería hacer en este momento:
- trazar una nueva ruta para Facebook poniendo primero a los usuarios y no a los anunciantes y desarrolladores.
- Encontrar el CEO adecuado para implementar esos cambios y liderar la renovada organización.
- Renunciar de buen grado para hacer lugar a esa nueva persona.
