Es probable que el lugar donde trabajamos sea un espacio al que no prestemos mucha atención, que lo aceptemos como es, pensando erróneamente que no genera ninguna influencia sobre las tareas diarias que realizamos. Esta creencia, que responde a un estilo de trabajo estandarizado, se contrapone con las necesidades actuales de trabajar en equipo para alcanzar mayor eficacia y aumentar la productividad.
Para Kimberly-Clark el bienestar de las personas que trabajan con nosotros es nuestra prioridad. Son nuestra fortaleza, nuestro capital humano y quienes hacen, con su esfuerzo diario, que hagamos la diferencia y alcancemos el éxito en todo lo que hacemos. En busca de un concepto de bienestar más amplio, se está expandiendo la idea de una empresa más humana, vinculada también a un estilo de management diferente, más participativo, y que hace hincapié en el emprendedurismo interno. Es por eso que desde Kimberly-Clark creamos un nuevo estilo de trabajo que fomenta la colaboración, creando en paralelo espacios más abiertos y flexibles, que se adaptan a las nuevas necesidades y buscan el contacto inter áreas.
Bajo este nuevo paradigma de management hemos avanzando igualmente en la creación de oficinas que, acompañando este concepto, brindan espacios comunes para el trabajo en equipo, diseñadas bajo tres pilares: flexibilidad, integración y movimiento. El diseño fue pensado entendiendo qué tipo de actividades se hacen y cuáles eran los espacios y recursos precisos, con el objetivo de mejorar la calidad del ambiente laboral.
Nuestra meta es construir un marco de trabajo que pueda ser cada vez más flexible basado en la cultura de accountability, la confianza y fortaleza del equipo. Los tres pilares delimitados nos orientan hacia el camino de abandonar los viejos modelos de trabajo y dar la bienvenida a nuevos paradigmas orientados a potenciar la creatividad y el trabajo en equipo multidisciplinario.
Como compañía, nos involucramos profundamente en este proceso de cambio, y vamos más allá. Al igual que otras empresas hemos detectado la necesidad de fomentar un trabajo más dinámico, contribuyendo a la salud de los colaboradores. Cuidar de la salud del trabajador, tanto física como mentalmente, es invertir en nuestro futuro. No se trata sólo de cambiar los espacios físicos, sino de pensarlos estratégicamente en todas sus formas, para que fomenten la confianza y brinden la contención necesaria. Una vez que las cuestiones básicas como la luz, el ambiente o la ergonomía del espacio de trabajo están cubiertos, debemos evaluar qué otras necesidades y actividades precisan re-diseñarse, considerando la cultura de la empresa, sus valores y características regionales.
Es por eso que involucrarse en el bienestar de nuestro equipo es la clave para conseguir ser una empresa “sana y saludable” emocionalmente, con los mecanismos necesarios para brindar satisfacción a sus colaboradores y mejorar, en última instancia, la productividad general de la organización.
(*)Director de Recursos Humanos de Kimberly-Clark región Austral