Son demasiado demandantes, proponen tareas difíciles con tiempos tan acotados que las hacen virtualmente irrealizables o quizás simplemente no entienden a sus empleados. Si alguna vez tuvimos un mal jefe seguro pasamos por alguna de estas situaciones. No obstante, un elemento clave de un ambiente de trabajo armónico y una vida laboral menos estresante es una buena relación con los superiores. No hace falta aclarar las ventajas de tener una buena relación con personas con las que pasamos muchas horas al día casi todos los días del año, incluso cuando no soportamos a esa persona. Incluso cuando dejemos el trabajo, nunca sabemos cuando vamos a necesitar una carta de recomendación. Tiene muchas ventajas aprender a llevarse bien con el jefe. ¿Pero cómo se hace?
El jefe es un humano, también
Si nos sentimos presionados, desmoralizados o poco valorados en el trabajo vamos a pensar que realmente no nos merecen y que deberíamos buscar otra cosa. Pero también podemos pensar que algunas veces hay que hacer cosas para que nuestro jefe entienda que intentamos hacer que nuestro trabajos sea significativo y provechoso para la empresa. No hay que olvidarse que el jefe no puede leernos la mente, así que muchas veces sólo va a saber que hacemos algo si se lo comentamos. Y esa noticia puede tener un impacto benéfico en la relación. Y al fin y al cabo, el jefe es humano. Hay que intentar entender qué situación está pasando y ponerse en sus zapatos. Los líderes suelen estar bajó mucho estrés. Y se enojan y desmotivan tanto como nosotros. Ofreciendo nuestro apoyo damos el primer paso para que luego el superior haga lo mismo por nosotros cuando también tengamos dificultades como cualquier otro humano. Incluído el jefe.
Comunicación
En efecto, todo es comunicación. Como el jefe no puede leer nuestra mente ni nosotros la de el es importante mantener una comunicación fluida. Se puede, por ejemplo, intentar mantener reuniones periódicas para charlar de la manera más profesional que se pueda cuáles son las ventajas y las desventajas del trabajo. No dejar que los problemas crezcan es la mejor forma de no tener problemas grandes que, a su vez, llevan a grandes discusiones. Si mantenemos contacto periódico con el jefe vamos a poder atemperar la mayor cantidad de asperezas que podamos y sin duda va a mejorar la relación.
No llevar estrés al trabajo
No hay recetas mágicas para no llevar una vida estresante, pero siempre se puede optar por hacer ejercicio o escuchar música para relajarse. Lo que funcione. Pero siempre que lleguemos poco estresados al trabajo vamos a poder lidiar mejor con un mal jefe, incluso puede ser el puntapié inicial para que seamos nosotros quienes intentemos mejorar la situación. Llegar de buen humor al trabajo puede lograr que el jefe no sea la principal fuente de estrés ni la más importante.
Ser el mejor empleado
Finalmente, una buena manera de soportar a un mal jefe es ser un excelente empleado. Si no hay motivos, ni los más mínimos, para tener un cruce con el jefe entonces no hay oportunidad para que recordemos que no tenemos la mejor relación. Llevar un seguimiento exhaustivo de nuestros proyectos y documentar nuestro progreso es una excelente estrategia para que el jefe nos deje trabajar sin molestar o que esa molestia se vea reducida al mínimo. Los buenos empleados suelen tener independencia de sus superiores porque, justamente, son buenos en lo que hacen y no necesitan demasiada supervisión. Llevar un organigrama de trabajo ordenado, como por ejemplo guardar mails o documentar el progreso de un proyecto, también va a ayudar a que no haya fricciones. Al menos de nuestra parte.