El video bajo demanda pocas veces gana la atención de los
medios pero lo cierto es que en los últimos años ha ganado popularidad y podría
transformar la manera en que los consumidores miran televisión y, por lo tanto,
consumen publicidad. De hecho, muchos episodios de series y películas han
entrado al circuito On Demand en el último tiempo como parte de la revolución
que implica un cambio en el rol del usuario en todo el asunto: ya no un
consumidor pasivo de contenidos sino dueño de su propio destino, elige cuándo
ver sus capítulos preferidos.
No debería sorprender. On Demand no es una tecnología nueva,
poco probada. Pero está ganando impulso entre operadores de cable y servicios
de streaming online. En el primer caso es esencial a su modelo de negocios
porque mantener a los consumidores felices significa conservarlos frente al
crecimiento de servicios de Internet.
ABC, por ejemplo, reconoció que Video on Demand representa
3% de su audiencia en Prime Time, contada por Nielsen como audiencia en vivo
hasta tres días después de emitido el programa. De hecho, el consumidor ve los
mismos avisos hasta el tercer día cuando son reemplazadas por versiones más
cortas, aptas para audiencias virtuales.
La razón por la que recién ahora está prendiendo el video
bajo demanda en las audiencias televisivas tiene más que ver con errores de las
operadoras de cable que con hábitos de consumo. Los sistemas solían ser
difíciles de usar y las librerías de contenido estaban bastante vacías.
Recientemente han cambiado de opinión: la digitalización de las audiencias los
ha llevado a introducir sistemas más eficientes e intuitivos y han adquirido
librerías más completas. Ahora sí vale la pena.
Comcast, una de las empresas de cable más importante de Estados Unidos,
estima que los suscriptores miran 400 millones de horas de programas cada mes.
De alguna manera el hábito de consumo existe hace tiempo
solo que ahora cuentan con la tecnología para hacerlo posible. La televisión
del futuro incluirá el video bajo demanda aunque todavía es muy pronto para
decir cómo afectará eso a las empresas que publicitan sobre el contenido
emitido.