Marcas automotrices: falta imaginación, sobra repetición

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A este paso, el “branding” agotará el alfabeto latino. En la última muestra de Detroit, los marquetineros de Ford y Honda se miraban con furia: éstos presentaban la camioneta Acura MDX, aquéllos la Lincoln MKX. No era la única confusión.

Terminada la exposición, los japoneses les exigieron por escrito a los norteamericanos suprimir o modificar las letras MKX. “Nones” replicó Ford Motor, tras lo cual Honda radicó una querella judicial por ”apropiación indebida de marca”. Pero este litigio es apenas uno entre los s que vienen ventilándose entre firmas de Estados Unidos, Unión Europea y Asia oriental. Casi todos, porque la forma inglesa del alfabeto latino tiene apenas veintiséis signos diferenciados.

También entra a tallar un fenómeno de origen japonés: las automotrices van dejando de ponerles a sus modelos nombres tradicionales o comprensibles. En busca de recobrar prestigio, Lincoln bautizó “town car” a su producto más caro. Cadillac (General Motors) estaba haciendo lo mismo, pero desde mucho antes, con sus variante deVille y Eldorado. Más tarde, surgieron las famosas letras.

Así aparecieron los BMW X5 y X7, el Lexus LS 450. Ahora, a las compañías les cuesta cada vez más imaginar combinaciones lo bastante diferenciadas una de otra. En este aspecto, la M es un ejemplo típico. Mercedes-Benz la aplica a su utilitario deportivo estelar (ML), mientras BMW añade a los dos modelos citados los M3, M5 y M Roadster. En Canadá, además, la firma le entabló juicio a DaimlerChrysler por la cuestión de las M. La demanda fue declinada, pero seguramente se agregará a una en curso, de mayor alcance, en EE.UU.

En 2005, Infini (o sea Nissan-Renault), que ya enfrenta a BMW por la M, se trabó en disputa a causa de la Q, que ostenta desde 1989 su modelo Q45. ¿Qué había sucedido? Simple, Audi –división de Volkswagen- lanzaba Q7 y Q5, aislando la inicial de “quattro” (una técnica de tracción en las cuatro ruedas), en vez de utilizar sencillamente la V del alemán “vier” o la F del inglés “four”.

En la actualidad, veintidós letras diferentes aparecen, solas o juntas, sobre vehículos caros vendidos en la América anglosajona. Para colmo, las alternativas son proporcionalmente escasas, pues sólo algunas gozan de aceptación general en cada segmento. Entre las más solicitadas figuran S, Z, R, M, X y K; casi siempre, combinadas. Hay entonces Audi Q7/Q5, Infini Q45, Mercedes S, Audi S, Jaguar S, Lexus LS, Lincoln LS -ahora pasa a MKS-, Acura MDX, Lexus RX, Acura RSX, Toyota MR2 (MR en Francia), Tribeca B9 (Sybary), Infini F45, Acura NSX, etcétera.

Terminada la exposición, los japoneses les exigieron por escrito a los norteamericanos suprimir o modificar las letras MKX. “Nones” replicó Ford Motor, tras lo cual Honda radicó una querella judicial por ”apropiación indebida de marca”. Pero este litigio es apenas uno entre los s que vienen ventilándose entre firmas de Estados Unidos, Unión Europea y Asia oriental. Casi todos, porque la forma inglesa del alfabeto latino tiene apenas veintiséis signos diferenciados.

También entra a tallar un fenómeno de origen japonés: las automotrices van dejando de ponerles a sus modelos nombres tradicionales o comprensibles. En busca de recobrar prestigio, Lincoln bautizó “town car” a su producto más caro. Cadillac (General Motors) estaba haciendo lo mismo, pero desde mucho antes, con sus variante deVille y Eldorado. Más tarde, surgieron las famosas letras.

Así aparecieron los BMW X5 y X7, el Lexus LS 450. Ahora, a las compañías les cuesta cada vez más imaginar combinaciones lo bastante diferenciadas una de otra. En este aspecto, la M es un ejemplo típico. Mercedes-Benz la aplica a su utilitario deportivo estelar (ML), mientras BMW añade a los dos modelos citados los M3, M5 y M Roadster. En Canadá, además, la firma le entabló juicio a DaimlerChrysler por la cuestión de las M. La demanda fue declinada, pero seguramente se agregará a una en curso, de mayor alcance, en EE.UU.

En 2005, Infini (o sea Nissan-Renault), que ya enfrenta a BMW por la M, se trabó en disputa a causa de la Q, que ostenta desde 1989 su modelo Q45. ¿Qué había sucedido? Simple, Audi –división de Volkswagen- lanzaba Q7 y Q5, aislando la inicial de “quattro” (una técnica de tracción en las cuatro ruedas), en vez de utilizar sencillamente la V del alemán “vier” o la F del inglés “four”.

En la actualidad, veintidós letras diferentes aparecen, solas o juntas, sobre vehículos caros vendidos en la América anglosajona. Para colmo, las alternativas son proporcionalmente escasas, pues sólo algunas gozan de aceptación general en cada segmento. Entre las más solicitadas figuran S, Z, R, M, X y K; casi siempre, combinadas. Hay entonces Audi Q7/Q5, Infini Q45, Mercedes S, Audi S, Jaguar S, Lexus LS, Lincoln LS -ahora pasa a MKS-, Acura MDX, Lexus RX, Acura RSX, Toyota MR2 (MR en Francia), Tribeca B9 (Sybary), Infini F45, Acura NSX, etcétera.

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