1. Informarse bien y saber muy bien lo que se deja y lo que se espera obtener
Estar consciente e informado de que estamos en un momento de transición es importante, y también lo es estar en contacto con nuestros sentimientos más íntimos. ¿Por qué? Porque estaremos en mejores condiciones para evaluar lo que nos está pasando y tendremos más posibilidades de tomar decisiones no basadas en sentimiento sino en datos concretos.
Cuando estamos nerviosos los sentimientos oscilan de un extremo al otro, nos desestabilizan. Pero si a eso le contrarrestamos la certeza de que lo que estamos haciendo va a ser para bien, vuelve la calma.
2. Reunir mucha información
Informarse lo más posible sobre lo que estamos experimentando es clave para toda la vida. Cuando más sabemos estamos menos a oscuras. Y cuanto menos a oscuras, mejor equipados para manejar las emociones.
Cuando, por ejemplo, estamos a punto de comunicar una renuncia, nos invade el temor. Muchas preguntas se nos vienen a la cabeza y muchos miedos también. Es dar un paso hacia lo desconocido abandonando un territorio conocido y seguro.
Esos temores son reales y hay que dominarlos. Pero al saber qué pasaría si ocurren todas las calamidades que se nos vienen a la cabeza se pueden controlar los temores de una manera sana
3. Aprender las lecciones valiosas
Siempre hay lecciones para aprender tanto de las situaciones positivas como de las negativas. A medida que atraviesas una transacción, busca qué es lo que has aprendido hasta el momento. Por ejemplo, una cosa importante a aprender, es a ser cauteloso con la persona que elegimos para contar información confidencial.
A veces las personas en quienes confiamos no son las que merecen esa confianza. También hay que recordar que lo que en un momento parece insoportable se supera pronto. Casi siempre. Otra lección valiosa: aprender a ser paciente.
4. Compartir con otros tu experiencia
Si logramos tener todas estas cosas en mente, ya estaremos en condiciones de pasarlas a quien las necesite. A alguien que esté a punto de hacer un gran cambio en su vida o que proyecte hacer algo similar a lo que hicimos nosotros o alguna otra cosa diferente.
Lo importante es recordar que las transacciones nos ponen ante situaciones nuevas, nos sacan de la zona de confort en que estábamos y eso cuesta. A veces cuesta tanto que muchos se echan atrás. Por eso nunca dudes en pasar tus lecciones aprendidas a otros . Son lecciones que se pueden dar con confianza.