Los hogares adquieren quesos al peso 20 veces al año, cada 18 días en promedio -frecuencia similar a vinos y pastas-, y en cada acto de compra se llevan unos 660 gramos. “La compra media de quesos al peso es mayor a medida que asciende la pirámide social: los hogares de niveles altos y medios consumen 17 kilos al año de la categoría, casi el doble del consumo en la base de la pirámide que llega a 9 kilos al año“, explicó Carolina Núñez, Gerente de Nuevos Negocios de Kantar Worldpanel.
La presencia de quesos al peso se destaca en los hogares de niveles socio económicos altos y medios de uno a dos integrantes, con amas de casa mayores a 50 años y sin hijos en el hogar. Además, 28% del gasto que el hogar hace en lácteos es destinado a quesos al peso, similar proporción que leches líquidas que es de un 28,5%.
“Los quesos al peso se caracterizan por ser un mercado muy atomizado, con fuerte presencia de productores locales y con segundas marcas que vienen ganando posiciones“, agregó Nuñez.
Los hogares compran en promedio dos tipos de quesos en un trimestre, la mayor convivencia se observa entre quesos blandos y rallados/hebras que comparten el perfil: amas de casa menores a 49 años, familias de cuatro a más integrantes con hijos de hasta 12 años y viven en AMBA. “Los quesos rallados, son los dueños de la clientela exclusiva más grande“, resaltó Nuñez.
Según se desprende del análisis, el 70% del volumen de quesos al peso está en manos de “blandos”, segmento con el precio por kilo más bajo y el que está explicando el crecimiento de la categoría. En contraparte, los quesos duros, semiduros y especiales registraron contracciones en el último tiempo.