<p>Cuando en 2008 los más prestigiosos periodistas del ambiente comenzaron a hablar de la Ley de Zuckerberg todos recordaron la famosa Ley de Moore, aquella que postulaba que la cantidad de transistores en los chips se duplicaría cada año. El fundador de Facebook la había adaptado para las redes sociales: cada año la capacidad para compartir información también se duplicaría. Así lo predijo en 2008 y, según Simon Dumenco de AdAge, resultó una profecía autocumplida.</p>
<p>No es que las personas quieran compartir cada vez más; según Dumenco, Facebook y otras redes sociales populares han obligado al usuario a hacerlo, modificando sus interfases y “engañándolos” a la hora de usar aplicaciones de terceros (como ocurre con Spotify que publica un listado de canciones que el usuario escucha).</p>
<p>Pero esta ley tiene, para Dumenco, limitaciones obvias. La salida de General Motors de la plataforma de anunciantes dice mucho sobre esto: retiró US$ 10 millones en concepto de publicidad por considerar que la estrategia no daba resultados. Para contrarrestar la mala publicidad la red social contrató a la consultora de investigación de mercado, la prestigiosa ComScore, para encontrar la relación entre avisos en redes sociales y aumentos en las compras de los usuarios. Como era de suponer, la hallaron.</p>
<p>Pero otro dato de ComScore pasó desapercibido. Facebook está llegando a su tope en número de usuarios en los países industrializados, especialmente en Estados Unidos donde las redes sociales son un mercado ya saturado. La noticia de que, en sus próximos iOS Apple integrará sus funciones en mayor escala con la aplicación de Facebook tampoco es buena, paradójicamente.</p>
<p>Compartir demasiado crea mucho ruido. La capacidad de atención y retención de los seres humanos tiene límite. Entonces la inundación de diferentes contenidos hace que las marcas pasan desapercibidas.</p>
<p>Otro efecto colateral es que las personas se sientan tan invadidas en su privacidad que decidan abandonar las redes sociales totalmente. A medida que Facebook crea alianzas con otros grandes jugadores para hacer realidad la “Ley de Zuckerberg”, el acto de compartir se vuelve una actividad que produce miedo e inseguridades en sus usuarios.</p>
<p>Tal vez esto no sea cierto para los nativos digitales que están acostumbrados a compartir su vida online pero para ellos sí se aplicará la limitación de la Ley de Zuckerberg: si la cantidad de contenido compartido se duplica año a año, llegará un punto en el que no alcanzarán las horas del día para actualizarse. Para las marcas en el futuro cercano Dumenco tiene un deseo: buena suerte buscando estrategias que los diferencien. Si no lo hacen, su contenido será enterrado en una avalancha de información amorfa y las redes sociales perderán su razón de ser y sus miles de millones.</p>
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Los límites de la Ley de Zuckerberg
Hace unos años el fundador de Facebook adaptó la ley de Moore a las redes sociales: dijo que la cantidad de información compartida se duplicaría cada año. Sin embargo Simon Dumenco, columnista de AdAge, pone límites clarosy con peso comercial- a esta teoría.