Lo que los jefes creen y los empleados ven

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Un estudio del Instituto Chartered para el desarrollo de personal (CIPD, por sus siglas en inglés) demuestra que los empleadores tienen una visión de sus virtudes para el management que no coincide con la realidad de sus organizaciones.

<p>El problema es grave. Se estima que la mayoría de esos empleados de nivel medio fueron promovidos por sus capacidades técnicas y no tienen el entrenamiento adecuado para manejar bien a su personal. No entienden que su comportamiento impacta fuertemente en la productividad y el humor de otros.</p>
<p>Lo peor: los gerentes piensan que están haciendo un buen trabajo. Nueve de cada 10 dice capacita a las personas que trabajan para ellos cada vez que hay una reunión pero solo 25% de los empleados dice que eso es cierto. ¿Problema de imagen? Cuando llega el momento de discutir los planes de carrera, tres cuartos de los empleadores dicen que aconsejan bien; solo 38% de los empleados acepta que esto ocurre.</p>
<p>Es un círculo vicioso del mal gerenciamiento. Los buenos jefes valoran y priorizan el tiempo de sus empleados porque entienden que en la maximización de las horas laborales está también la productividad de la empresa. Identificar las deficiencias de los empleadores es fundamental para revertir esta tendencia. La capacitación, entonces, se presenta como la clave para cerrar la brecha entre lo que los jefes creen y los empleados ven. </p>

<p>Nadie describe este fen&oacute;meno mejor que el personaje que interpret&oacute; Ricky Gervais en la comedia inglesa The Office. All&iacute; Gervais interpretaba a David Brent, un jefe al que le importaba m&aacute;s ser amigo de sus empleados que liderar un equipo de trabajo. Brent trataba de ser gracioso y pensaba que as&iacute; sus empleados lo quer&iacute;an. En realidad todos estaban cansados de &eacute;l, se burlaban a sus espaldas y prefer&iacute;an un jefe que tomase su trabajo m&aacute;s en serio. Nada de eso desestimaba al personaje de Gervais que inclusive hab&iacute;a comprado una taza que rezaba &ldquo;El mejor jefe del mundo&rdquo;.</p>
<p>Este s&iacute;ndrome de David Brent es m&aacute;s com&uacute;n de lo que parece, al menos seg&uacute;n un estudio del Instituto Chartered para el desarrollo de personal (CIPD, en ingl&eacute;s). Aunque a nivel global tres cuartos de los empleados ingleses confiesan sentirse preocupados por su falta de liderazgo, en su &uacute;ltima encuesta a 2.000 empleados la CIPD descubri&oacute; que uno de los problemas m&aacute;s importantes es que los jefes no pueden identificar sus puntos d&eacute;biles de gesti&oacute;n. Como Brent, ocho de cada diez empleadores piensan que sus empleados est&aacute;n satisfechos pero solo 58% est&aacute; de acuerdo con esta aseveraci&oacute;n.</p>
<p>Hay entonces una brecha de 20% entre lo que piensan los jefes y lo que sienten sus empleados. &ldquo;El liderazgo y la capacidad para administrar siguen siendo talones de Aquiles en el lugar de trabajo&rdquo;, dice el informe.</p>
<p>Casi 28% de los empleados hoy tienen una posici&oacute;n gerencial, es decir, tienen a cargo a al menos una persona. Y sin embargo, apenas un poco m&aacute;s de la mitad de sus subalternos est&aacute; satisfecha con la manera en la que su jefe hace las cosas. Por lo tanto un incremento en las capacidades de administraci&oacute;n de este grupo tan grande de personas podr&iacute;a tener un impacto gigante en la manera en la que las personas se relaciones y trabajan.</p>
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