Por Alejandro Rosa (*)
Los Directorios de las empresas cotizantes desempeñan un papel fundamental tanto en las empresas como en la sociedad en general. Rol que requiere experiencia y conocimientos. Sin embargo, durante mucho tiempo, un creciente grupo de inversores argumentaba que los directorios valoran más el espíritu de cuerpo, el consenso y el status quo por sobre la innovación y el intercambio sincero de ideas y puntos de vista diferentes.
De acuerdo con la 2018 Annual Corporate Directors Survey de PwC, encuesta en la que participan más de 700 directores de empresas americanas que desarrollan sus negocios en todo el mundo, parecería observarse evidencia creciente de que los directorios están evolucionando y mostrando signos de cambio.
Los resultados indican que los directores están más comprometidos con la supervisión de una amplia gama de temas, como la cultura corporativa y la ciberseguridad, que en el pasado difícilmente tenían un lugar preponderante en sus agendas. A su vez, las cuestiones sociales y la forma en la que estas encajan en la estrategia de su empresa, se han ido incorporando en el radar de los directorios de empresas cotizantes, de todo el mundo.
Hace un tiempo, el CEO de BlackRock, Larry Fink, levantó la vara al decir en su carta anual a los CEO de las empresas en las que invierte su fondo, que la sociedad ahora exige que sus empresas cumplan un propósito social.
Fink, cuya compañía administra más de US$ 6 billones en activos (equivalente a un tercio del PBI de Estados Unidos o más de 10 veces el de Argentina), dijo que “para prosperar con el tiempo, cada compañía no solo debe ofrecer un desempeño financiero, sino que también debe mostrar cómo contribuye de manera positiva a la sociedad”. Para muchos, esto significa enfocarse en mucho más que solo generar retornos para los accionistas.
Parecería que los mensajes de este tipo están llegando a los directores, que muestran más disposición para incorporar los problemas sociales en la estrategia de la empresa. Es así como se observa año tras año el aumento del porcentaje de directores que opina que problemas como la disponibilidad y el costo del cuidado de la salud de las personas, los derechos humanos, la desigualdad de ingresos y la escasez de recursos, tienen que incorporarse en el proceso de planeamiento estratégico. También sostienen que una empresa debe priorizar, en el proceso de toma de decisiones, los intereses de un grupo de partes interesadas más amplio, en lugar de solo los accionistas.
Al mismo tiempo muchos directores piensan que los inversores están equivocando el foco. Casi un tercio de ellos (29%), dice que los accionistas están demasiado centrados en la responsabilidad social empresaria.
Esta visión divergente entre ambos actores, quizás esté indicando una interpretación diferente de las causas por las cuales las cuestiones sociales deben ser consideradas dentro de la agenda.
Lejos de impulsarlo por cuestiones altruistas, o al menos de hacerlo exclusivamente por esas razones, los inversores consideran que los temas sociales tienen que ser incorporados en la estrategia de la empresa por una cuestión de sustentabilidad del negocio, y en algunos casos hasta de supervivencia.
Los desajustes y fracasos de las clases políticas para lidiar con estos temas y encontrar soluciones a los problemas (tales como escases de recursos, inequidad en la distribución del ingreso, cuidado del medioambiente, etc..), e inclusive las visiones completamente divergentes sobre estos temas que se observan en los líderes mundiales, no hacen más que exacerbar la preocupación y las demandas de los inversores para que se incorporen en la agenda estratégica de las compañías.
Llevado al extremo, de nada sirve tener el mejor producto si no tengo clientes que los compren. Y menos aún, si no existe un mercado donde se le pueda dar uso.
(*)Socio de PwC Argentina de la práctica de Gobierno Corporativo.