lunes, 23 de diciembre de 2024

Las empresas zombis influyen en la competitividad y el empleo

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Las empresas zombis son aquellas que, según criterios económicos, deberían estar en quiebra, pero se mantienen operativas de manera artificial. Se caracterizan por tener niveles extremos de endeudamiento, ser ineficientes y tener problemas para generar flujos de caja.

Por Leire San-Jose; Jose Domingo García-Merino, y Sara Urionabarrenetxea (*)

 Incluso pueden llegar a tener dificultades para hacer frente al pago de los intereses de su deuda. Pese a estas condiciones calamitosas, las empresas zombis no cierran y continúan con su actividad, a veces durante años.

Las empresas zombis pueden estudiarse desde al menos tres perspectivas:

  1. Económica, porque su existencia tiene un efecto directo en la economía de los países.
  2. Ética, porque generan situaciones de riesgo moral que muchas veces sus stakeholdersno son conscientes de soportar.
  3. Social, porque mantienen el empleo y podrían estar contribuyendo a la reducción de las desigualdades.

Perspectiva económica

Desde el punto de vista económico, se ha documentado la pérdida de competitividad en el tejido empresarial. Las empresas zombis consumen recursos (financieros, humanos y materiales) que deberían ir destinados a otras empresas más productivas.

Países como Japón, China, Reino Unido o España, entre otros, ya han identificado este problema y las investigaciones al respecto están creciendo de forma intensa. La preocupación por esta realidad no sólo proviene de los académicos, sino también de instituciones como la OCDE, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo, el Banco de Inglaterra o el Banco de España.

Perspectiva ética

Atendiendo a criterios éticos, las empresas zombis claramente producen situaciones de riesgo moral. Dada la situación en la que se encuentran –ineficiencia, endeudamiento, falta de liquidez–, tienen incentivos para adoptar decisiones altamente arriesgadas porque las consecuencias no serán asumidas, o al menos no del todo, por ellas.

Se produce así una transferencia de riesgo desde los propietarios hacia los acreedores, sin que, en muchos casos, estos últimos sean conscientes de ello al no tener acceso a la información pertinente. Por esta misma razón, las ayudas gubernamentales para intentar reflotar este tipo de empresas se han mostrado poco eficaces.

Perspectiva social

El mantenimiento de las empresas zombis puede tener un impacto social positivo pues su supervivencia permite mantener puestos de trabajo que, en otro caso, no existirían. No obstante, estas empresas están sobredimensionadas en términos de plantilla, por lo que, aunque fuera posible mantenerlas, una reestructuración tendría incidencia directa en el empleo.

Además, el efecto contagio haría perder no sólo el empleo directo: es posible que algunos proveedores y acreedores también tuvieran que pasar por dificultades importantes si no consiguieran recuperar los fondos invertidos en las empresas zombis. Por tanto, es necesario analizar su impacto también desde un punto de vista social.

Lo económico versus lo social

En base a criterios de competitividad y transferencia de riesgos, la decisión debería ser liquidar este tipo de empresas. Sobre todo cuando se ha demostrado que, aunque lleguen a recuperarse, las tasas de productividad y de generación de valor añadido son inferiores a las de las empresas no-zombis.

Las investigaciones realizadas por el grupo de investigación ECRI muestran que si bien las empresas zombis perjudican la competitividad del país, no son necesariamente dañinas desde la perspectiva social, puesto que reducen la desigualdad al mantener el empleo.

Destruir para crear

Utilizando una muestra de más de 190 000 empresas de 188 países del mundo, se ha descubierto una “dualidad inversa” entre lo económico y lo social: desarrollar regulaciones y políticas orientadas hacia la reducción de las empresas zombis mejoraría la competitividad empresarial pero, a la vez, incrementaría la desigualdad social. Esto hace muy difícil para las autoridades competentes tomar decisiones sobre este tipo de empresas.

Es necesario investigar en profundidad por qué se produce esta “dualidad inversa” y transitar hacia una “dualidad alineada”. Las primeras investigaciones apuntan hacia la necesidad de garantizar una “destrucción creativa” que garantice que empresas sanas ocuparán el lugar de las zombis destruidas.

Antes de iniciar ninguna política de “destrucción creativa” es necesaria una regulación clara para la identificación de empresas zombis y unos procesos de quiebra eficientes. Una vez que se logren las condiciones para la “dualidad alineada”, es decir, que la eliminación de las empresas zombis sea positiva tanto desde el punto de vista económico como social, las autoridades competentes podrán tomar las decisiones de actuación oportunas.

(*) Leire San-Jose es Catedrática de Universidad (finanzas), Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Jose Domingo García-Merino es Profesor Titular Universidad-Economía Financiera, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; y Sara Urionabarrenetxea es Profesora de Economía Financiera, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

 

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