El análisis prolijo de docenas de estudios hasta con 30 años de antigüedad concluyó que no existe evidencia concreta de que las bebidas alternativas sin azúcar impidan la recuperación del peso, la diabetes tipo 2 o que ayuden a mantener el índice de masa corporal.
Si bien es cierto que contienen menos calorías que las versiones azucaradas desencadenas receptores en el cerebro que pueden provocar que la persona deseos imperiosos de comer. Si a eso se le combina que la mayoría de la gente cree que son más saludables, se llega a la posibilidad de consumirlas en exceso.
Los científicos recomiendan descartar estudios anteriores que las presentaban como saludables porque, dicen, fueron estudios financiados por las mismas compañías que las fabrican.
La British Soft Drink Association no tardó en reaccionar en su defensa. Dice que es equivocado atacar las bebidas sin azúcar porque ayudan a la gente a mantener una dieta baja en calorías.