Las estaciones se han vuelto cambiantes. Dos años consecutivos de tiempo
volátil en el hemisferio boreal – los últimos meses de octubrer
y noviembre fueron los más cálidos registrados históricamente
para el área de la ciudad de Nueva York – resultaron desastrosos para las
empresas que dependen de las temperaturas previsibles para vender ropa de invierno.
De modo que el negocio de la moda en Estados Unidos ha decidido incorporar un
cargo más al organigrama organiziacional: el meteorólogo. La firma
Liz Clairborne ya contrató uno de Columbia University para predecir el
tiempo a sus diseñadores de manera que la firma pueda adecuar sus ofertas
al clima que afrontarán las casas minoristas.
La tienda de descuento Target ha nombrado un “equipo climático”
para aconsejar sobre el tipo de ropa a vender a lo largo del año. Cada
vez más los consejos son usar telas livianas adaptables a cualquier estación.
De manera que el tema sobre calentamiento global ha llegado a afectar también
al negocio de la moda. La fábrica de ropa Diesel sacó este año
avisos en revistas donde proclama que sus prendas de invierno son “global
warming ready” o sea, que están preparadas para el calentamiento global
y, por lo tanto, no van a sofocar. Porque, como explica en su publicidad la casa
de ropa HSN (Home Shopping Network) al promocionar un poncho liviano como
la prenda ideal para este invierno, “ya nadie usa sacos pesados”.
La realidad no es tan sencilla ni tan drástica. Según el último
informe del Intergovernmental Panel on Climate Change, considerado el documento
más serio sobre el tema, las temperaturas promedio en el hemisferio norte
subieron aproximadamente 1,5 grados entre 1979 y 2005 – un cambio que todavía
no elimina la necesidad de sacos abrigados. Pero los descubrimientos del panel
sugieren que la longitud de las estaciones está cambiando. En los últimos
50 años, la primavera llega antes y el otoño más tarde.
Ese cambio obliga a replantear los calendarios tradicionales del negocio de la
ropa, que dice que pierde millones de dólares al año debido a cambios
inesperados de temperatura.
Las estaciones se han vuelto cambiantes. Dos años consecutivos de tiempo
volátil en el hemisferio boreal – los últimos meses de octubrer
y noviembre fueron los más cálidos registrados históricamente
para el área de la ciudad de Nueva York – resultaron desastrosos para las
empresas que dependen de las temperaturas previsibles para vender ropa de invierno.
De modo que el negocio de la moda en Estados Unidos ha decidido incorporar un
cargo más al organigrama organiziacional: el meteorólogo. La firma
Liz Clairborne ya contrató uno de Columbia University para predecir el
tiempo a sus diseñadores de manera que la firma pueda adecuar sus ofertas
al clima que afrontarán las casas minoristas.
La tienda de descuento Target ha nombrado un “equipo climático”
para aconsejar sobre el tipo de ropa a vender a lo largo del año. Cada
vez más los consejos son usar telas livianas adaptables a cualquier estación.
De manera que el tema sobre calentamiento global ha llegado a afectar también
al negocio de la moda. La fábrica de ropa Diesel sacó este año
avisos en revistas donde proclama que sus prendas de invierno son “global
warming ready” o sea, que están preparadas para el calentamiento global
y, por lo tanto, no van a sofocar. Porque, como explica en su publicidad la casa
de ropa HSN (Home Shopping Network) al promocionar un poncho liviano como
la prenda ideal para este invierno, “ya nadie usa sacos pesados”.
La realidad no es tan sencilla ni tan drástica. Según el último
informe del Intergovernmental Panel on Climate Change, considerado el documento
más serio sobre el tema, las temperaturas promedio en el hemisferio norte
subieron aproximadamente 1,5 grados entre 1979 y 2005 – un cambio que todavía
no elimina la necesidad de sacos abrigados. Pero los descubrimientos del panel
sugieren que la longitud de las estaciones está cambiando. En los últimos
50 años, la primavera llega antes y el otoño más tarde.
Ese cambio obliga a replantear los calendarios tradicionales del negocio de la
ropa, que dice que pierde millones de dólares al año debido a cambios
inesperados de temperatura.