Según relata Mauricio Eduardo Ãlvarez Martínez, 75% de las empresas encuestadas tienen a su fundador en el puesto de mando, 21% es manejada por alguno de los hijos del fundador y 4% son dirigidas por miembros de una tercera o cuarta generación. 32% de todas ellas tienen menos de 10 años de haber sido fundadas; 29% tienen entre 11 y 20 años de haber iniciado operaciones y 39% tienen mas de 20 años de antigüedad.
Combinando estos datos, dice se puede inferir que casi la mitad de las empresas de esa región vivirán una sucesión en el transcurso de los próximos 10 años. La pregunta es si estarán en condiciones de afrontar ese proceso.
La sucesión es una prueba clave en una empresa familiar. El fundador hizo todo un esfuerzo para manejar la empresa y mantener la familia unida, pero cuando se retira y da paso a la nueva generación llegó el momento de la prueba clave.
Este retiro puede ser un proceso planeado o un proceso iniciado repentinamente por una situación que incapacite al patriarca o por su muerte inesperada. ¿Cuál será el futuro de la empresa y de la unión familiar después de que esto suceda?
El estudio de la UDEM refleja que los dueños de empresa ponen más atención en los procesos de negocio que en los personales y familiares. 63% de las empresas dijeron contar con un plan estratégico de su negocio y solamente 37% manifestaron tener en orden su testamento.
El testamento no es necesariamente el sustituto de un plan de sucesión. Asegura la transferencia de los bienes de la deseada, pero no asegura el éxito de la empresa ni que los hijos se mantengan como una familia.
18% de los empresarios entrevistados aseguran tener un plan de sucesión por escrito, aunque sólo 22% reconoce que es bien conocido entre las personas que deben saber de él. Para que sea efectivo un plan de este tipo, es indispensable que todos aquellos involucrados, lo conozcan. Desde este punto de vista, apenas 4% de las empresas participantes tienen un plan de sucesión efectivo para su empresa y para su familia.
La mejor forma de asegurarse de que todo vaya bien después de que nosotros no estemos y de que llegue la toma de posesión del nuevo dirigente, es prepararse con anticipación. Lo peor es no hacer nada y dejar que las cosas sucedan al azar. Nadie tiene el tiempo comprado y no sabemos si llegaremos con vida a un retiro ordenado.
La responsabilidad del futuro de la empresa y de la familia está en la generación actual, no en las que vienen. Debemos pues, prepararnos cuanto antes para asegurar el bienestar de nuestros hijos y la continuidad de la empresa, por lo que trabajamos tanto.