La empresa familiar goza de buena salud pero quiere cambiar

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Representa entre 70 y 90% del PIB global, se mantuvo sólida y la mayoría creció. Así y todo, más de la mitad considera la situación económica un desafío y se preocupa por la capacidad para reclutar personal calificado.

Con más competencia, mayores costos, cambios más rápidos y una sucesión cada vez más peligrosa, las firmas familiares deberán adaptar sus estructuras y forma de operar, según encuesta de PwC.

 

Si bien las empresas familiares continúan siendo un sector dinámico y fuerte, deberán adaptarse con rapidez a los cambios, innovar y profesionalizar sus operaciones para mantenerse exitosas.

 

Estos datos y los que se presentan a continuación provienen de la Encuesta Global sobre Negocios Familiares 2014 llevada a cabo por PwC a más de 2.300 ejecutivos de empresas familiares en 40 países.

 

El estudio señala que, a pesar de estar transcurriendo tiempos económicamente difíciles, las empresas familiares se mantienen sólidas: representan entre el 70% y el 90% del PBI global y son un medidor efectivo del estado de la economía.

 

Un 65% creció en el último año, un 70% espera hacerlo sostenidamente en los próximos cinco y un 15% busca crecer fuertemente, especialmente en países como China (57%), Oriente Medio (40%) e India (40%).

 

El 63% de los encuestados considera la situación económica como un desafío clave para el próximo año y un 49% está preocupado por su capacidad de reclutar personal calificado.

 

Desde 2012, las empresas familiares se han vuelto mucho más pragmáticas; sus prioridades son permanecer en el negocio y aumentar su rentabilidad, y muy por detrás se encuentran los asuntos vinculados a la familia y a la comunidad.

 

En 2012 el 70% de los encuestados experimentaba una sensación de responsabilidad por respaldar las iniciativas de la comunidad, número que se redujo al 59% este año.

 

Muchas empresas sienten que ya han apoyado a la comunidad a través de la protección de los puestos de trabajo durante los tiempos más difíciles.

 

¿Es necesaria la diversificación para sobrevivir?

 

La encuesta refleja que el 68% de las empresas familiares está exportando, lo que representa cerca de un cuarto de su facturación. Un 75% espera hacerlo dentro de los próximos cinco años y pronostica que ello representará más de un tercio de sus ventas.

 

Las más ambiciosas corresponden al sector industrial y al agrícola, y se encuentran en Europa Oriental, en los BRIC y en el grupo denominado MINT, compuesto por México, Indonesia, Nigeria y Turquía.

 

Sin embargo, son pocas las empresas que esperan exportar a una mayor cantidad de países que la actual. La mayoría piensa hacerlo a países limítrofes o con el mismo idioma y una cultura similar, lo que sugiere que carecen de las habilidades o de la confianza necesaria para ingresar a regiones nuevas.

 

 

La necesidad de innovar

 

En la reciente Encuesta Anual Global a CEOs de PwC, el 81% de los encuestados mencionó los avances tecnológicos como una de las tres tendencias más factibles de transformar su negocio en los próximos cinco años y el 79% de las empresas familiares coincide.

 

Si bien la innovación sigue siendo una prioridad para la mayoría de ellas (64%), aún son reacias al cambio.

 

Continuamente afirman que una de sus fortalezas es la capacidad de reinventarse (56%) pero aún no hay muchas que lo hayan hecho.

 

El 72% de los entrevistados reconoce que deberán realizar cambios a nivel interno y externo para aprovechar las oportunidades que ofrece la era digital y evitar ser superados por la competencia. Quienes mejor entienden el potencial comercial de la era digital son los mercados emergentes de Rumania (80%) y China (77%), seguidos por Kenia, India y Malasia con un 69%. Y, los que menos lo comprenden son Irlanda (45%), el Reino Unido (45%) y Canadá (38%).

 

“El impacto de la tecnología digital y la hiperconectividad son cambios estructurales que están revolucionando las formas de relacionamiento en las empresas, y es en este contexto donde las empresas familiares pueden correr con ventaja por su flexibilidad. En un mundo cada vez más globalizado, la innovación es un factor clave para lograr mayor competitividad” explica Pablo Boruchowicz, Socio a cargo del área de PyMEs en PwC Argentina.

 

La profesionalización de las empresas

 

El informe revela que la necesidad de profesionalizar el negocio es una de las principales inquietudes de las empresas familiares, impulsada por la intensificación de la competencia, el alza de los costos y las tendencias globales. Si bien esto ya se había registrado levemente en 2012, este año el 40% de los encuestados coincide en que es un desafío clave para los próximos cinco años.

 

La profesionalización significa darle una estructura a las empresas, lo que les permitirá lograr una mayor innovación, diversificar eficazmente, exportar más, crecer más rápido y ser más rentables.

 

Sin embargo, debe estar acompañado por una profesionalización igualmente rigurosa de los miembros de la familia. Ello significa, por ejemplo, establecer procesos para regular la manera en la que la familia interactúa con la empresa, lo que incluye una infraestructura para la toma de decisiones y canales formales de comunicación. Éstos serán elementos claves para enfrentar momentos de conflicto, con el fin de proteger los intereses de la familia y la supervivencia de la compañía.

 

Las empresas en mercados emergentes como China, Taiwán, Perú, Turquía, Rusia y Europa Oriental son los que más buscan profesionalizarse (más de 50%).

 

Por su parte, quienes parecen tener menor interés son aquellas en mercados maduros como el Reino Unido (30%), Alemania (28%), España (27%), Canadá y Estados Unidos (19% y 20% respectivamente).

 

Asimismo, la profesionalización adquiere una relevancia particular en lo que respecta a la sucesión. Aún existen demasiadas empresas familiares que no han abordado esta cuestión, que es potencialmente dañina.

 

El 53% afirma que tienen planes de sucesión para casi todos los puestos directivos, pero que sólo el 30% de ellos están debidamente documentados. Sólo el 16% asegura que posee procesos sólidos de sucesión. Un plan que no está por escrito es sólo una idea, y ésta es una cuestión que las empresas familiares deben abordar ya que, sin ella, están en riesgo.

 

“Una sucesión debe planificarse con tiempo, pensando en preservar el negocio. La sucesión debe ser entendida como un “proceso” y no como un hecho puntual. Es por ello que la mejor sucesión es aquella que no se siente, que no se advierte, que no provoca traumas ni en la empresa ni en la familia” concluyó Boruchowicz.

 

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