El valor intrínseco del fracaso es una lección que no debería perderse. E fracaso pueden enseñar no sólo lo que uno está haciendo mal sino también cómo hacerlo bien la próxima vez. Puede ser una fuerza útil y transformadora para lograr mejores prácticas comerciales. Además, es inevitable. Algunas veces simplemente se fracasa.
Antes el fracaso era un tema tabú. Ya no más. Hay tanta gente que ha fracasado en las últimas décadas que mucha gente está dispuesta a discutirlo en privado o en público. La oficina canadiense de Engineers Without Borders, que trabaja en proyectos de desarrollo en Ãfrica, ha lanzado un emprendimiento llamado Admitting Failure, que alienta a organizaciones no gubernamentales a aportar historias de3 sus propios fracasos, para que todas las demás ONG aprendan de lo que ya demostró que no funcional También hay una revista online llamada Failure que reseña malas decisiones, debilidades y la ineptitud general de la especie humana.
Las startup conviven con el fracaso. Según las cifras más recientes del U.S. Bureau of Labor Statistics, las empresas estadounidenses fundadas en 2003, a los cinco años tuvieron una tasa de supervivencia de 55%; para las fundadas en 2006 el número cayó a 49,3%. La tasa de supervivencia a 10 años para las empresas fundadas en 1998 fue de 37%.
Cualquiera sean los números, está claro que el fracaso tiene lecciones para dejar. Una de ellas es que no se triunfa si no se intenta. Lo menciona la escritora J.K. Rowling, autora de la serie Harry Potter, cuando en 2008 fue invitada a dar una conferencia en Harvard. Habñçp de “los beneficios secundarios del fracasoâ€. “Es imposible vivir sin fracasar en algoâ€, dijo Rowling “a menos que vivan con tanto cuidado que más les valdría no vivir, en cuyo caso, fracasarían por omisiónâ€.
Pero podría decirse también que el fracaso está en el ojo del emprendedor. Las expectativas son las que suelen dictar qué constituye la falta de éxito. Definir el fracaso puede ser complicado. Por otro lado, éxito y fracaso están muy cerca. Para Mark Williamson, CEO de Mountain View la diferencia entre ambos en una startup es muy pequeña. Muchas de ellas habrían fracasado de no haber sido compradas. “A veces ese resultado final, esa compra, es miradoacomo un éxito, pero si la compañía hubiese tenido que cerrar las puertas habría terminado en fracaso.â€