La conducta del consumidor en el turismo

Un trabajo presentado ante la Comisión para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas en abril de 1999, informaba al organismo sobre el costo de los deseos de los consumidores para el equilibrio de los ecosistemas naturales.

El documento, presentado por Alison Johnston y Annette Groth, comienza citando un proverbio oriental que dice que “el turismo es como el fuego. Se lo puede usar para cocinar la sopa, pero también puede quemar la casa”.

Alimentar las fantasías y exigencias de los turistas del hemisferio norte es un negocio costoso. En las zonas de destino, los ecosistemas naturales se modifican permanentemente con pavimento, con césped, con flores y con árboles y plantas seleccionadas exclusivamente desde el punto de vista de la decoración y el paisajismo. Los cambios adquieren a veces una dimensión tal que los residentes sienten que el lugar ha dejado de ser el que era para convertirse en un puñado de hoteles con grandes piscinas, duchas y saunas que – entre otras muchas consecuencias — absorben toda el agua de que dispone la localidad.

Las barreras ecológicas se traspasan todos los días y en muchos destinos del hemisferio sur los niveles internacionales de derechos humanos se violan también con frecuencia diaria. Los grupos indígenas son los más vulnerables a este turismo orientado al mercado, pues son quienes pierden sus tierras, sus recursos naturales, sus culturas y hasta su propia capacidad de autosuficiencia.

El consumidor promedio se resiste a reconocer este lado oscuro del turismo, que avanza reforzado tanto por el interés de los empresarios como de los aparatos políticos. Ambos, junto con los medios, dan interpretaciones incompletas de la crisis global sin adjudicarse ningún tipo de complicidad al respecto.

El impacto del turismo a nivel local

De manera que no aparece nadie especialmente interesado en resolver de verdad los costos exponenciales del turismo, como el cambio climático o la pérdida de diversidad biológica y cultural.

El consumidor de turismo – el turista — es un personaje muy curioso. En términos generales, la experiencia que está viviendo en un lugar – de corta duración – le impulsa a olvidar sus códigos habituales de conducta y a no hacerse responsable por lo que daña.
Los problemas derivados de este turismo impulsado por el mercado, dicen las autoras del documento, están muy bien documentados:

Los consumidores tienen una idea distorsionada de sus derechos: En el hemisferio norte las vacaciones son obligatorias por ley y pagadas por los empleadores; por esta razón los viajeros tienden a considerarlas más un derecho que un privilegio.

Y sin embargo, la industria turística genera una enorme cantidad de polución y basura, y erosiona la salud y la seguridad de los alimentos de no solamente las comunidades locales sino de las generaciones futuras del mundo entero al alterar irreversiblemente los ciclos hidrológicos y los procesos de los ecosistemas.

La ignorancia deliberada de los consumidores: La mayoría de los turistas concibe las vacaciones como una oportunidad de disfrutar de un estilo de vida más lujoso del propio, aunque su nivel de consumo de bienes o recursos sea sostenible o no.

La enorme demanda de viajes “económicos”: En esta era de venta por catálogo y directa de fábrica, el consumidor está acostumbrado a pagar lo mínimo por todo. Y espera lo mismo de los viajes. Esta actitud plantea un serio peligro, porque los precios de los paquetes vacacionales son muy inferiores a los costos reales del turismo y su impacto en el medio ambiente. El 1% de margen de ganancias que les queda a la mayoría de las empresas turísticas elimina la posibilidad de que les “devuelvan” algo de lo que les quitan a las comunidades y a los ecosistemas.

La ausencia de regulación efectiva: Los turistas que van en busca de “escapismo” suelen aplicar la ética de “yo pago, yo tengo derecho”. Esta poca o nula conciencia de las consecuencias sobre el medio ambiente, sumada a la ineficacia de los organismos reguladores correspondientes, llevan al uso y abuso de los recursos naturales que convirtieron al lugar en un popular destino del turismo nacional o internacional.

Una falsa idea de “ecoturismo”: Los consumidores buscan cada vez más el ecoturismo. Pero hoy ese concepto es nada más que una marca en el mercado y posee las mismas posibilidades de daño. En realidad, el ecoturismo es mucho más dañino debido a las áreas a las que se dirige, mucho más sensibles desde el punto de vista cultural y ecológico. Como resultado, muchos de los destinos del ecoturismo podrían estar completamente arruinados en un plazo no mayor de quince años. Los consumidores, mientras tanto, ya no tienen idea de qué es un ecosistema o una comunidad viables.

SOLUCIONES

El turismo es una forma marcada de consumismo y representa los conceptos del mundo industrializado de sofisticación y progreso. Curiosamente, los turistas viajan a lugares que ofrecen el carácter, la escala y el ritmo de vida que casi ha desaparecido en la sociedad de consumo. Asimismo, las actitudes de los turistas normalmente estropean los mismos elementos del lugar que los atrajo.

El tamaño de la economía global del turismo hace que influir y modificar la conducta del consumidor sea una tarea casi imposible.

Y sin embargo, es urgente la necesidad de actuar concertadamente para educar a los políticos, líderes empresarios, consumidores de turismo y a los medios. El crecimiento poblacional, la globalización y la difusión de los derechos del consumidor se están acelerando y con esto declina proporcionalmente la capacidad de recuperación de las culturas y los ecosistemas. El turismo es una de las grandes causas de la erosión biocultural.

El primer paso hacia una acción acorde es movilizar el conocimiento existente. Los costos del turismo hace rato que son evidentes a nivel ecosistema. Es vital que se analice el espectro completo y que las medidas en un frente no se conviertan en la justificación para el lento movimiento en otro.

Para superar los problemas cíclicos del turismo en busca de soluciones, los pueblos indígenas y las comunidades locales deben tener participación en la toma de decisiones.

Las anteriores formas de consulta fueron inadecuadas, porque no cuestionaron los supuestos gerenciales característicos del hemisferio norte. Para implementar una estrategia cuidadosa hacia el planeamiento turístico hay que lograr la completa integración del conocimiento del patromonio cultural local y de su ecosistema.

Por lo tanto, es preciso adoptar los siguientes principios tal como fueran formulados por estas tres organizaciones: Tourism European Ecumenical Network, ( de la India) y ECTWT para implementar un Código Global de Ética para el Turismo.

· El control del desarrollo del turismo de acuerdo con los criterios de sostenibilidad.
· La adopción del principio de subsidiaridad para que se dé preferencia a los participantes locales en la tomadde decisiones más que a las instituciones globales, supranacionales y centralizadas. Salvo cuando los problemas no pueden ser resueltos por los actores locales mismos.

· La participación de todas las personas involucradas, lo cual presupone la libertad de participar.

· El empowerment de las comunidades locales que son afectadas por, involucradas en , comprometidas con, o preocupadas por el desarrollo del turismo.

· La protección de las estructuras de toma de decisiones de las minorías y los grupos marginalizados y su capacidad para afirmar sus derechos.

Título del trabajo original
INFLUENCING CONSUMER BEHAVIOUR TOWARD SUSTAINABLE TOURISM
Submission by the Ecumenical Coalition on Third World Tourism

http://www.ecen.org/tourbhav.htm

El documento, presentado por Alison Johnston y Annette Groth, comienza citando un proverbio oriental que dice que “el turismo es como el fuego. Se lo puede usar para cocinar la sopa, pero también puede quemar la casa”.

Alimentar las fantasías y exigencias de los turistas del hemisferio norte es un negocio costoso. En las zonas de destino, los ecosistemas naturales se modifican permanentemente con pavimento, con césped, con flores y con árboles y plantas seleccionadas exclusivamente desde el punto de vista de la decoración y el paisajismo. Los cambios adquieren a veces una dimensión tal que los residentes sienten que el lugar ha dejado de ser el que era para convertirse en un puñado de hoteles con grandes piscinas, duchas y saunas que – entre otras muchas consecuencias — absorben toda el agua de que dispone la localidad.

Las barreras ecológicas se traspasan todos los días y en muchos destinos del hemisferio sur los niveles internacionales de derechos humanos se violan también con frecuencia diaria. Los grupos indígenas son los más vulnerables a este turismo orientado al mercado, pues son quienes pierden sus tierras, sus recursos naturales, sus culturas y hasta su propia capacidad de autosuficiencia.

El consumidor promedio se resiste a reconocer este lado oscuro del turismo, que avanza reforzado tanto por el interés de los empresarios como de los aparatos políticos. Ambos, junto con los medios, dan interpretaciones incompletas de la crisis global sin adjudicarse ningún tipo de complicidad al respecto.

El impacto del turismo a nivel local

De manera que no aparece nadie especialmente interesado en resolver de verdad los costos exponenciales del turismo, como el cambio climático o la pérdida de diversidad biológica y cultural.

El consumidor de turismo – el turista — es un personaje muy curioso. En términos generales, la experiencia que está viviendo en un lugar – de corta duración – le impulsa a olvidar sus códigos habituales de conducta y a no hacerse responsable por lo que daña.
Los problemas derivados de este turismo impulsado por el mercado, dicen las autoras del documento, están muy bien documentados:

Los consumidores tienen una idea distorsionada de sus derechos: En el hemisferio norte las vacaciones son obligatorias por ley y pagadas por los empleadores; por esta razón los viajeros tienden a considerarlas más un derecho que un privilegio.

Y sin embargo, la industria turística genera una enorme cantidad de polución y basura, y erosiona la salud y la seguridad de los alimentos de no solamente las comunidades locales sino de las generaciones futuras del mundo entero al alterar irreversiblemente los ciclos hidrológicos y los procesos de los ecosistemas.

La ignorancia deliberada de los consumidores: La mayoría de los turistas concibe las vacaciones como una oportunidad de disfrutar de un estilo de vida más lujoso del propio, aunque su nivel de consumo de bienes o recursos sea sostenible o no.

La enorme demanda de viajes “económicos”: En esta era de venta por catálogo y directa de fábrica, el consumidor está acostumbrado a pagar lo mínimo por todo. Y espera lo mismo de los viajes. Esta actitud plantea un serio peligro, porque los precios de los paquetes vacacionales son muy inferiores a los costos reales del turismo y su impacto en el medio ambiente. El 1% de margen de ganancias que les queda a la mayoría de las empresas turísticas elimina la posibilidad de que les “devuelvan” algo de lo que les quitan a las comunidades y a los ecosistemas.

La ausencia de regulación efectiva: Los turistas que van en busca de “escapismo” suelen aplicar la ética de “yo pago, yo tengo derecho”. Esta poca o nula conciencia de las consecuencias sobre el medio ambiente, sumada a la ineficacia de los organismos reguladores correspondientes, llevan al uso y abuso de los recursos naturales que convirtieron al lugar en un popular destino del turismo nacional o internacional.

Una falsa idea de “ecoturismo”: Los consumidores buscan cada vez más el ecoturismo. Pero hoy ese concepto es nada más que una marca en el mercado y posee las mismas posibilidades de daño. En realidad, el ecoturismo es mucho más dañino debido a las áreas a las que se dirige, mucho más sensibles desde el punto de vista cultural y ecológico. Como resultado, muchos de los destinos del ecoturismo podrían estar completamente arruinados en un plazo no mayor de quince años. Los consumidores, mientras tanto, ya no tienen idea de qué es un ecosistema o una comunidad viables.

SOLUCIONES

El turismo es una forma marcada de consumismo y representa los conceptos del mundo industrializado de sofisticación y progreso. Curiosamente, los turistas viajan a lugares que ofrecen el carácter, la escala y el ritmo de vida que casi ha desaparecido en la sociedad de consumo. Asimismo, las actitudes de los turistas normalmente estropean los mismos elementos del lugar que los atrajo.

El tamaño de la economía global del turismo hace que influir y modificar la conducta del consumidor sea una tarea casi imposible.

Y sin embargo, es urgente la necesidad de actuar concertadamente para educar a los políticos, líderes empresarios, consumidores de turismo y a los medios. El crecimiento poblacional, la globalización y la difusión de los derechos del consumidor se están acelerando y con esto declina proporcionalmente la capacidad de recuperación de las culturas y los ecosistemas. El turismo es una de las grandes causas de la erosión biocultural.

El primer paso hacia una acción acorde es movilizar el conocimiento existente. Los costos del turismo hace rato que son evidentes a nivel ecosistema. Es vital que se analice el espectro completo y que las medidas en un frente no se conviertan en la justificación para el lento movimiento en otro.

Para superar los problemas cíclicos del turismo en busca de soluciones, los pueblos indígenas y las comunidades locales deben tener participación en la toma de decisiones.

Las anteriores formas de consulta fueron inadecuadas, porque no cuestionaron los supuestos gerenciales característicos del hemisferio norte. Para implementar una estrategia cuidadosa hacia el planeamiento turístico hay que lograr la completa integración del conocimiento del patromonio cultural local y de su ecosistema.

Por lo tanto, es preciso adoptar los siguientes principios tal como fueran formulados por estas tres organizaciones: Tourism European Ecumenical Network, ( de la India) y ECTWT para implementar un Código Global de Ética para el Turismo.

· El control del desarrollo del turismo de acuerdo con los criterios de sostenibilidad.
· La adopción del principio de subsidiaridad para que se dé preferencia a los participantes locales en la tomadde decisiones más que a las instituciones globales, supranacionales y centralizadas. Salvo cuando los problemas no pueden ser resueltos por los actores locales mismos.

· La participación de todas las personas involucradas, lo cual presupone la libertad de participar.

· El empowerment de las comunidades locales que son afectadas por, involucradas en , comprometidas con, o preocupadas por el desarrollo del turismo.

· La protección de las estructuras de toma de decisiones de las minorías y los grupos marginalizados y su capacidad para afirmar sus derechos.

Título del trabajo original
INFLUENCING CONSUMER BEHAVIOUR TOWARD SUSTAINABLE TOURISM
Submission by the Ecumenical Coalition on Third World Tourism

http://www.ecen.org/tourbhav.htm

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