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¿Se puede culpar a los MBA (cursos de maestría en administración de empresas) por las fallas que provocaron la crisis? Admitamos, dice Stern, que hay algo así como una caricatura de los graduados en MBA: jóvenes con un increíble nivel de autoconfianza, seguros de poder manejar lo que sea, pedantes, orgullosos y listos para entrar a un banco de inversión o a una firma de élite. Los enemigos del MBA argumentan que la producción constante de engrupidos arrogantes contribuyó al colapso que ahora aflige a todos.</p>
<p>La crítica de Henry Mintzberg, profesor de estudios gerenciales en la universidad McGill en Montreal, es en esa línea. Hace poco escribió: “Durante años, las escuelas de negocios han promocionado un estilo de gerenciamiento excesivamente analítico e indiferente que fue oprimiendo las empresas. Pero en los próximos años es posible que a los graduados de esos cursos se los mire con desconfianza, Muchos creen que porque estudiaron dos años están preparados para manejar cualquier cosa. En realidad, no están preparados para manejar nada. El management es una práctica que se aprende en contexto. Nunca se creó un líder en el aula. Los programas que dicen que lo hacen lo único que promueven es arrogancia. Una arrogancia que salió de las escuelas e inundó las empresas”. </p>
<p>En las críticas hay algunos argumentos buenos y otros no tanto, argumenta Stern. Las caricaturas son sólo eso. No hay que olvidar lo difícil que es entrar a las mejores escuelas de negocios, lo que hay que mostrar para ser admitido. En algunos casos el sólo hecho de entrar es una proeza, de modo que en algunos casos la confianza en sí mismos podría estar bien fundamentada. <br />
Además, para aprobar hace falta desarrollo intelectual y pensamiento riguroso; hace falta trabajar con otros estudiantes para encontrar respuestas. Todo eso implica bastante más que un cuerpo de contenidos para estudiar.</p>
<p>Porque si no fuera así, bastaría con sólo comprar alguno de los tantos libros que ofrece Amazon. Veamos como muestra dos títulos: “The 30 Day MBA” (El MBA en 30 días);”The 80 Minute MBA” (El MBA en 80 minutos). También hay libros que prometen dar todos los conocimientos de un MBA en 12 horas, diez días y hasta un día. Hay también cursos de bolsillo, portátiles y rápidos.</p>
<p>La gran diferencia entre un curso serio de MBA y un libro que brinde contenidos equivalentes está en el proceso mismo. El contenido no no es tan importante como el proceso: inscribirse, ser aceptado, encontrarse y trabajar con otros y formar una red, todo eso importa. </p>
<p>Dicho esto, sí es necesario introducir cambios. Los programas y los materiales deben ser actualizados permanentemente. Hay límites para algunos venerables estudios de caso. </p>
<p>Los flamantes graduados deben bajar un poco su copete cuando entran a trabajar en un lugar. Deben entender el peligro de haber sido tal vez educado más allá de la capacidad de su propia inteligencia, que todavía tienen mucho que aprender. Como dice Mintzberg, poseer un MBA no significa que tengan competencia gerencial. Eso lo deben adquirir en el trabajo. </p>
<p>Y en el futuro esos graduados deberán pensar un poco más en el aporte que quieren hacer al mundo. Estarán en la mira de sus colegas y de la gente.</p>
<p>La marca MBA quedó lastimada con los últimos acontecimientos, pero no destruida. Pero culpar a los MBA por la crisis del capitalismo sería como culpar a todos los que han hecho un doctorado en matemáticas por la invención de la deuda colateralizada. En ambos la furia sería injusta y mal direccionada. </p>
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¿La caza de brujas tras los MBA?
Evidentemente, cuando algo malo ocurre, la tendencia natural es salir ferozmente a buscar culpables. Hubo una crisis de manejo empresarial y entre los culpables se señalan también a las Escuelas de Negocios y sus afamados MBA. Stefan Stern dice: ni tan calvo ni con dos cabezas.