La industria petroquímica brasileña ha vivido un activo proceso de consolidación que está a punto de concluir. Este proceso, sin embargo, ha asistido a la creación y el crecimiento de Braskem, la mayor empresa petroquímica de Brasil y América Latina. Bernardo Gradin, que ha trabajado en Braskem desde su creación en 2002, ocupa el puesto de consejero delegado desde julio. En una entrevista con Knowledge@Wharton, en su sede de Sao Paulo, Gradin conversó sobre el objetivo de Braskem de convertirse en una de las diez empresas petroquímicas más valiosas del mundo para el accionista.
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<p> <strong>Knowledge@Wharton</strong>: La empresa se formó en 2002 dentro del proceso de consolidación de la industria petroquímica de Brasil.¿Por qué fue necesaria la consolidación y cómo ocurrió?</p>
<p> <strong>Bernardo Gradin</strong>: La industria petroquímica brasileña se formó en los años 70 como resultado de una decisión del Gobierno que decidió la sustitución de las importaciones. Petrobras, la empresa estatal de petróleo, asumió el mando del sector. Su estrategia consistía en atraer compañías de tecnología, la mayoría de ellas japonesas y europeas, y luego invitar a empresarios brasileños a que tomaran un tercio de las compañías petroquímicas; Petrobras se quedaría con otro tercio y el socio tecnológico con el tercio restante. De acuerdo con ese programa de asociación tripartita, Petrobras suministraría la materia prima y el Gobierno incentivaría la sustitución de las importaciones de petroquímicos mediante la introducción de un régimen de incentivos fiscales. Esta situación continuó hasta finales de los años 80. </p>
<p> En la primera ola de privatizaciones, Petrobras vendió la participación que tenía en la mayor parte de las empresas a compañías brasileñas y extranjeras. El sector petroquímico tenía una orientación privada, pero el papel de Petrobras todavía era muy importante. El problema era el número reducido de pequeñas empresas petroquímicas. A finales de la década de los 90 y principios de 2000, los incontables cambios ocurridos en esas empresas creó la oportunidad de consolidación en el Nordeste. La consolidación, por tanto, comenzó de esa forma. De 2001 a 2007, Braskem patrocinó siete fusiones. Hoy, hay ocho empresas consolidadas. Primero fue CPC, después Trikem, y actualmente Braskem representa la consolidación de todas esas compañías.</p>
<p> <strong>Knowledge@Wharton</strong>: En 2007, Braskem adquirió el Grupo Ipiranga. ¿La consolidación ha finalizado, o hay todavía cosas por hacer?</p>
<p> <strong>Gradin</strong>: La consolidación en Brasil ha concluido. Petrobras también se posicionó con la compra de Suzano, otra petroquímica local. Estamos haciendo la fusión de Suzano con Unipar y creando el Grupo Petroquímico del Sudeste. Actualmente hay dos grandes grupos. En ambos grupos, Petrobras es el principal accionista y la única proveedora de materia prima. Pero, en mi opinión, la consolidación de la industria petroquímica brasileña ha terminado.</p>
<p> <strong>Knowledge@Wharton</strong>: ¿Cómo es tener una empresa estatal como socia? Petrobrás tiene un 30% de las acciones de Braskem. ¿Cómo gestiona esa relación?</p>
<p> <strong>Gradin</strong>: Puede ser un desafío y una oportunidad al mismo tiempo. Es un desafío porque hay diferencias de cultura. Trabajar con el Gobierno es un desafío cuando es necesario actuar con rapidez y hay prioridades de inversiones en juego. Por otro lado, tenemos la oportunidad de entrar en el segmento petroquímico internacional. Las compañías internacionales de petróleo que impulsaron el sector en los años 70 y 80 y las grandes empresas petroquímicas que conocíamos cuando Braskem fue constituida hace siete u ocho años ya no existen. Las petroquímicas nacionales están ganando presencia internacional a través de Oriente Medio, así como los fondos privados y los inversores que adquirieron los iconos del sector petroquímico en el pasado. En ese sentido, tener a Petrobras como nuestro principal accionista es también una actitud defensiva. Eso muestra que el mercado regional está protegido por nuestra agenda local. Existe una oportunidad ahí.</p>
<p> <strong>Knowledge@Wharton</strong>: Braskem es la mayor empresa petroquímica de Brasil y América Latina. En un ranking reciente, Braskem figuraba en la posición 31 de las empresas petroquímicas del mundo. Si usted quisiera colocar a Braskem entre las 10 primeras en lo que se refiere al valor generado para el accionista a finales de 2012, ¿qué haría?</p>
<p> <strong>Gradin</strong>: Buena pregunta. No creo, sin embargo, que podamos compararnos con demasiadas empresas del ranking. No sé muy bien qué empresas son ésas, por lo tanto no tengo mucha información sobre el ranking. No obstante, tenemos el objetivo de ser una de las diez empresas más valiosas del sector. Eso tiene mucho que ver con los medios empleados para mejorar el EBITDA, o generación de caja, y también con el modo en que protegemos nuestro mercado y la determinación con que entramos en los mercados internacionales. </p>
<p> Nuestra intención es hacer de Braskem una empresa competitiva en la región. El primer paso en ese sentido consiste en consolidar nuestros activos en Brasil, para después explorar la materia prima competitiva de América del Sur. Actualmente, en Venezuela, somos el socio principal de la petroquímica venezolana Pequiven. Hicimos lo mismo en Bolivia y en Perú— que es donde están las materias primas. Todo eso elevará el valor de nuestro EBITDA, haciendo de Braskem una de las diez mayores petroquímicas en 2012.</p>
<p> Está claro que hay mucho por hacer. Tenemos que mejorar nuestra presencia en EEUU y alcanzar alianzas internacionales con petroquímicas de Asia y de Europa.</p>
La brasileña Braskem se propone estar entre las 10 mayores petroquímicas para 2012
Bernardo Gradin, su presidente y CEO, habla aquí sobre el proceso de consolidación de la industria petroquímica brasileña y la misión de la empresa que preside.