Si bien se entiende que la logística de materiales y productos constituye el corazón del mercado, el transporte de personas es el centro de la movilidad de los recursos más importantes con lo que contamos, no solo desde el punto de vista económico, sino también desde el humano. La elevación de los costos de seguros, ocasionados por la sucesión de accidentes viales, van erosionando la rentabilidad de las empresas de transporte, al tiempo que la mirada inquisitiva de los consumidores y compradores suman el valor del prestigio – o desprestigio – a la ecuación.
Es hora de enfrentar la situación. Hay que reducir los accidentes, que ya de por sí son evitables por definición, para salvaguardar vidas humanas, proteger nuestros bienes, mejorar nuestra imagen ante la sociedad y elevar nuestra rentabilidad. A fin de lograr estos objetivos la reciente normativa ISO 39001:2013, ideada y diseñada para aplicarse en todo tipo de organizaciones tanto públicas como privadas, establece un marco de referencia claro y preciso, que ayuda a las empresas de transporte a reducir a su mínima expresión el riesgo de accidentes en vía pública. Utilizando el ciclo de mejora de casi todas las normas del esquema ISO 9000, establece metas y objetivos de seguridad vial, los que, al tiempo de alcanzarlos van creando una base de conocimiento en la organización que funciona como el “círculo virtuoso de seguridad”.
El segundo decenio de este nuevo milenio trajo aparejado para los esquemas de calidad normativa un aspecto que se vio reflejado en la mayoría de las normas certificables y que será la estrella del esquema ISO 9001:2015: la gestión del riesgo. Los alcances del risk management abarcan desde los impactos ambientales hasta los riesgos crediticios, pasando en forma obligada por el mantenimiento de la salud y seguridad en el trabajo. De este último esquema la norma OSHAS 18001 es la más certificada y la que más aporta a la ISO 39001, no solo en la forma en que se manejan tanto la identificación de los riesgos como su ponderación y tratamiento, sino en la definición práctica de los mismos, manejo de contingencia, etc. Dado que el ámbito de aplicación donde la seguridad debe ser instaurada en función de esta norma no es el transporte, sino la vía pública, la cantidad de actividades susceptibles de ser alcanzadas por la misma se amplía considerablemente.
De esta manera se intenta crear un ambiente seguro en los sitios de tránsito que accede a los meros móviles, llegando hasta las personas que aseguran su movilidad para trabajar sin necesariamente transportar mercaderías o pasajeros, tales como grupos de vendedores itinerantes, recolectores de residuos o empresas de mantenimiento de bienes públicos urbanos. Y más allá, también en sitios privados donde el tránsito es crítico estarían en condiciones de certificar esta norma, como por ejemplo los centros comerciales, barrios privados, balnearios, y cualquier otro ente que quisiera proteger la vida e integridad física de sus usuarios.
Técnicamente, mediante los indicadores de desempeño vial requeridos por la normativa, un ente debería tener información y gestionar la exposición al riesgo en las operaciones alcanzadas, así como distancias en recorridos, volúmenes de tránsito, horas pico y conductas de usuarios y prestadores, y los resultados de las prácticas en mejora de la seguridad vial, obtenidos por la aplicación. Se busca entonces aumentar el conocimiento sobre seguridad vial a fin de establecer políticas tendientes a mejorar los diseños viales, estipular velocidades de circulación, condiciones de circulación segura para usuarios, vías de tránsito ideales por tipo de vehículo o operación, períodos ideales de conducción en transporte publico y utilización de elementos de protección física, entre otros.
Si todo esto se lograra, y en determinadas condiciones una empresa pudiera demostrar que mediante la mejora continua de la seguridad vial, sus indicadores de siniestralidad en vía pública disminuyen, también podrían disminuir las primas de seguro sobre sus vehículos, al punto que reduce los costos legales derivados de los accidentes. Todo esto ya no es una fantasía, sino que ahora constituye un estándar certificable. ISO 39001:2013 llegó para quedarse, creando cultura de la seguridad en vía pública, asistiéndonos para capacitarnos y concientizarnos día a día desde nuestra responsabilidad profesional o civil, acerca de la forma en que nuestros actos condicionan o perjudican potencialmente la vida de los que, como nosotros, salen todos los días a la calle a vivir.