Lo que hace que el proceso sea más automatizado, con el uso de máquinas exclusivas que combinan los activos del producto y facilitan la producción a escala, como detalla el informe de la consultora Trendsity que dirige Mariela Mociulsky.
El consumidor crea su producto personalizado a partir de llenar un cuestionario con preguntas que van desde el tipo de textura del cabello (seco, graso, mixto) hasta hábitos como la alimentación y el ejercicio físico. También se pueden seleccionar los beneficios deseados, como control de volumen o frizz, además de la intensidad del aroma, e incluso se personaliza la etiqueta.
La marca brasileña se define como “la primera en llevar la personalización al mercado del cuidado del cabello” entendiendo que el futuro de la cosmética es la beauty tech, es decir, utilizar el poder de la tecnología para ofrecer productos a medida y no masivos.
Un caso en sintonía es el de la marca de cosmética de Rihanna, Fenty Beauty, la primera en lanzar 50 tonos diferentes de base. En ese momento, no había ninguna marca que realmente abarcara todos los tonos de piel, desde los más claros hasta los más oscuros.
El argumento que sostiene estos lanzamientos es que el mercado de la belleza tiene una historia de productos en serie que intentan servir a la mayor cantidad de personas, excluyendo a otras tantas que tal vez no eran consideradas en esa mayoría. La realidad es que cuando se habla de cuerpos, cabellos, con color de piel, es difícil estandarizar cuando cada persona es única e irrepetible. La tendencia se dirige hacia la inclusión y personalización extrema.
