Los notables avances en investigación farmacéutica anuncian una nueva era en medicina en la que las drogas serán hechas a la medida de enfermedades específicas o de personas con necesidades particulares. Las inyecciones pasarán a la historia y serán reemplazadas por sistemas más precisos y eficaces de administración de medicamentos, que además serán menos dolorosos. Habrá menos efectos secundarios.
Los laboratorios farmacéuticos invierten miles de millones de dólares en un esfuerzo por mejorar los métodos de producción y dar con drogas más eficaces y de mejor administración.
Gracias a la computación, que permite acelerar y mecanizar procesos, los investigadores pueden crear cientos de miles de combinaciones de moléculas, probar las reacciones de esas combinaciones al ponerlas en contacto con otras moléculas sospechadas de contribuir al nacimiento de una enfermedad, y finalmente identificar las combinaciones que podrían llegar a ser de utilidad. Una sola empresa especializada en química combinacional, Pharmacopeia, (Nueva Jersey), ha generado 4,2 millones de moléculas.
Otro proceso novedoso: alimentan con información genética y química bases de datos computarizadas que luego usan para hacer laboratorios “virtuales”. Hitachi Europe, por ejemplo, subsidiaria de la empresa japonesa, está operando un laboratorio virtual en cooperación con el Trinity College y la corporación Elan de Irlanda. Su primer objetivo es mejorar el efecto de las drogas antiinflamatorias.
Todos estos procedimientos prometen reducir los costos, los riesgos de reacciones colaterales y la posibilidad de generar medicamentos para personas individuales. Esto equivale a romper con el pasado. Hoy hay muchos remedios que sólo funcionan bien con 20 por ciento de la población, y ninguno funciona el 100 por ciento de las veces. Los efectos secundarios hoy matan a 100.000 personas y dañan a otros 2,2 millones por año, según informes del Journal of the American Medical Association.
El desarrollo de nuevas drogas también promete impulsar el efecto de la medicina preventiva. Al poder evaluar los factores de riesgo genético de los pacientes, los médicos podrán recetar medicamentos para combatir enfermedades a las cuales los pacientes son susceptibles.
La próxima generación de métodos de administración de medicamentos eliminará la incomodidad de la aguja. Las inyecciones se convertirán en algo del pasado para muchos pacientes, y también la necesidad de tragar pastillas varias veces al día. Hoy hay:
Parches. Comenzaron usándose para ayudar a la gente a dejar de fumar y para hacer terapia de reemplazo hormonal; como los parches ponen los medicamentos en contacto con la piel, que los absorbe, hoy se presentan como una oportunidad para administrar casi cualquier remedio. La próxima generación de parches estará equipada con diminutas baterías que van liberando sucesivas dosis de medicación a través de los poros en según las horas indicadas.
Bombas. Como los parches, las bombas prometen revolucionar la administración de los remedios. Ya los diabéticos pueden usar un aparato del tamaño de un pager que bombea insulina a través de un tubo a una aguja incrustada en la piel. En el futuro, una diminuta bomba introducida debajo de la piel y recargada a través de agujeros del tamaño de un poro usará sensores computarizados para “leer” las necesidades del cuerpo y administrar medicamentos múltiples. No sólo eso, sino que además será capaz de transmitir datos por las líneas telefónicas a un centro médico para que allí sean evaluados.
Microchips. Los investigadores en el Massachusetts Institute of Technology han desarrollado un microchip prototipo, del tamaño de una moneda de cinco centavos, que puede ser implantado en el cuerpo, o tragado, para que libere remedios múltiples en momentos determinados. Este impresionante avance podría estar disponible para la venta en unos pocos años.
Inhaladores. Ahora usados por los diabéticos como una forma alternativa de autoadministrarse insulina, los inhaladores del mañana podrían vacunar contra enfermedades. Los investigadores de la Universidad de Baylor están realizando pruebas con vacunas contra la gripe infantil, que vienen en forma de sprays nasales.
Píldoras inteligentes. Hoy las píldoras pueden liberar medicamentos en dosis sucesivas o dirigirlos a diferentes partes del cuerpo. Las píldoras futuras responderán a señales del cuerpo, indicando – por ejemplo — que una articulación está inflamándose o que existe una infección en proceso de desarrollo.
Gels. Permitirán a la gente administrarse su propia medicina mediante el frotado de la piel.
Alimentos. Los investigadores están desarrollando frutas y vegetales bioingenierizados que inmunizarán contra las enfermedades más comunes como el sarampión o el tétano. Esto es especialmente prometedor para los niños, quienes casi siempre preferirían comer una banana a recibir una inyección.
¿Hacia dónde lleva todo esto?
Al combinar los descubrimientos en genética con tecnología computarizada, los laboratorios farmacéuticos están desarrollando remedios más eficaces y seguros a pasos agigantados. Habrá grandes avances en el tratamiento de la artritis, la impotencia, la osteoporosis, el Alzheimer, los deterioros de la visión, memoria y músculos; todas enfermedades relacionadas con la edad.
Al mismo tiempo, esos desarrollos podrían empeorar las cosas para los planes de salud y los sistemas de medicina prepaga, que serán muy criticados si se niegan a cubrir el costo de las caras medicinas que van apareciendo.
Los notables avances en investigación farmacéutica anuncian una nueva era en medicina en la que las drogas serán hechas a la medida de enfermedades específicas o de personas con necesidades particulares. Las inyecciones pasarán a la historia y serán reemplazadas por sistemas más precisos y eficaces de administración de medicamentos, que además serán menos dolorosos. Habrá menos efectos secundarios.
Los laboratorios farmacéuticos invierten miles de millones de dólares en un esfuerzo por mejorar los métodos de producción y dar con drogas más eficaces y de mejor administración.
Gracias a la computación, que permite acelerar y mecanizar procesos, los investigadores pueden crear cientos de miles de combinaciones de moléculas, probar las reacciones de esas combinaciones al ponerlas en contacto con otras moléculas sospechadas de contribuir al nacimiento de una enfermedad, y finalmente identificar las combinaciones que podrían llegar a ser de utilidad. Una sola empresa especializada en química combinacional, Pharmacopeia, (Nueva Jersey), ha generado 4,2 millones de moléculas.
Otro proceso novedoso: alimentan con información genética y química bases de datos computarizadas que luego usan para hacer laboratorios “virtuales”. Hitachi Europe, por ejemplo, subsidiaria de la empresa japonesa, está operando un laboratorio virtual en cooperación con el Trinity College y la corporación Elan de Irlanda. Su primer objetivo es mejorar el efecto de las drogas antiinflamatorias.
Todos estos procedimientos prometen reducir los costos, los riesgos de reacciones colaterales y la posibilidad de generar medicamentos para personas individuales. Esto equivale a romper con el pasado. Hoy hay muchos remedios que sólo funcionan bien con 20 por ciento de la población, y ninguno funciona el 100 por ciento de las veces. Los efectos secundarios hoy matan a 100.000 personas y dañan a otros 2,2 millones por año, según informes del Journal of the American Medical Association.
El desarrollo de nuevas drogas también promete impulsar el efecto de la medicina preventiva. Al poder evaluar los factores de riesgo genético de los pacientes, los médicos podrán recetar medicamentos para combatir enfermedades a las cuales los pacientes son susceptibles.
La próxima generación de métodos de administración de medicamentos eliminará la incomodidad de la aguja. Las inyecciones se convertirán en algo del pasado para muchos pacientes, y también la necesidad de tragar pastillas varias veces al día. Hoy hay:
Parches. Comenzaron usándose para ayudar a la gente a dejar de fumar y para hacer terapia de reemplazo hormonal; como los parches ponen los medicamentos en contacto con la piel, que los absorbe, hoy se presentan como una oportunidad para administrar casi cualquier remedio. La próxima generación de parches estará equipada con diminutas baterías que van liberando sucesivas dosis de medicación a través de los poros en según las horas indicadas.
Bombas. Como los parches, las bombas prometen revolucionar la administración de los remedios. Ya los diabéticos pueden usar un aparato del tamaño de un pager que bombea insulina a través de un tubo a una aguja incrustada en la piel. En el futuro, una diminuta bomba introducida debajo de la piel y recargada a través de agujeros del tamaño de un poro usará sensores computarizados para “leer” las necesidades del cuerpo y administrar medicamentos múltiples. No sólo eso, sino que además será capaz de transmitir datos por las líneas telefónicas a un centro médico para que allí sean evaluados.
Microchips. Los investigadores en el Massachusetts Institute of Technology han desarrollado un microchip prototipo, del tamaño de una moneda de cinco centavos, que puede ser implantado en el cuerpo, o tragado, para que libere remedios múltiples en momentos determinados. Este impresionante avance podría estar disponible para la venta en unos pocos años.
Inhaladores. Ahora usados por los diabéticos como una forma alternativa de autoadministrarse insulina, los inhaladores del mañana podrían vacunar contra enfermedades. Los investigadores de la Universidad de Baylor están realizando pruebas con vacunas contra la gripe infantil, que vienen en forma de sprays nasales.
Píldoras inteligentes. Hoy las píldoras pueden liberar medicamentos en dosis sucesivas o dirigirlos a diferentes partes del cuerpo. Las píldoras futuras responderán a señales del cuerpo, indicando – por ejemplo — que una articulación está inflamándose o que existe una infección en proceso de desarrollo.
Gels. Permitirán a la gente administrarse su propia medicina mediante el frotado de la piel.
Alimentos. Los investigadores están desarrollando frutas y vegetales bioingenierizados que inmunizarán contra las enfermedades más comunes como el sarampión o el tétano. Esto es especialmente prometedor para los niños, quienes casi siempre preferirían comer una banana a recibir una inyección.
¿Hacia dónde lleva todo esto?
Al combinar los descubrimientos en genética con tecnología computarizada, los laboratorios farmacéuticos están desarrollando remedios más eficaces y seguros a pasos agigantados. Habrá grandes avances en el tratamiento de la artritis, la impotencia, la osteoporosis, el Alzheimer, los deterioros de la visión, memoria y músculos; todas enfermedades relacionadas con la edad.
Al mismo tiempo, esos desarrollos podrían empeorar las cosas para los planes de salud y los sistemas de medicina prepaga, que serán muy criticados si se niegan a cubrir el costo de las caras medicinas que van apareciendo.