En la sede central de Google, los visitantes que aguardan en la recepción
se ven ante una banda móvil luminosa, en la pared principal, que pasa
palabras, frases o fragmentos tan mezclados como, por ejemplo, "animación
japonesa Harry Potter pensées et poèmes associação
brasileira de normas ténicas was Zugzwang heisst?…". Es lo que
Google llama live query, "consulta en vivo".
Lo que exhibe esa tira es una serie continua de "muestras" tomadas
en tiempo real, o sea mientras se tipean en remotas computadoras. Se suceden
fragmentos en inglés, chino, castellano, sueco, japonés, italiano,
francés, coreano, ruso y 77 idiomas más. La mayoría, en
alfabeto latino. Pero también aparecen letras cirílicas, árabes,
hebreas o indias, amén de kanji -logogramas- chinos, japoneses o coreanos.
Cada línea o fragmento representa una manifestación de alguien
en cualquier punto del ciberspacio. Al menos, del universo abarcado por Internet.
¿En qué piensan, sobre qué preguntan los navegantes?…
Los temas son innumerables, cambiantes y, a veces, efímeros. Entre los
más constantes aparece el sexo. "Vía las consultas uno podría
aprender a decir sexo en docenas de lenguas, aunque no todas usan una sola palabra",
señala Craig Silverstein, director técnico de Google. Para que
el servicio live query llegue a públicos generales, el sistema
filtra determinadas búsquedas de tipo sexual, violento, etc. El recurso
funciona bien en inglés, castellano, alemán, italiano o francés,
pero no tanto en idiomas menos frecuentes o más exóticos. "Ni
hablar de lenguas tonales, como el chino mandarín, donde el texto escrito
es apenas un indicador genérico", explica el experto.
No obstante tanta diversidad étnica, lingüística o geográfica,
en el ciberespacio se insume mucho tiempo ocupándose de las mismas cosas.
País a país, región a región, ciudad a ciudad, día
a día, hasta minuto a minuto, los mismos temas van y vienen: estrellas,
celebridades, hechos extraordinarios, productos y datos sueltos. Seguir a la
mayor máquina de búsqueda por el mundo permite averiguar, por
ejemplo, que -desde octubre de 2001- el término "anthrax" ha
pasado al alemán (milzbrand), al italiano (carbonchio), al holandés
(miltvuur), al castellano (ántrax), etc.
A su vez, la globalización de ciertas pautas de consumo multiplica
marcas de origen tan disímil como Nokia, Sony, BMW, Ferrari, PlayStation
o Microsoft.
A juzgar por los datos de Google, algunos deportes y ciertas estrellas del pop
gozan de ubicuidad. Además, quedan expuestas: hace dos años, alguien
detectó que las consultas sobre Britney Spears declinaban. Tiempo después,
empezaron a bajar las ventas de sus grabaciones. Fenómenos similares
o inversos se notaron respecto de Madonna, algunos raperos, Andrea Bocelli y
Maria Callas. De esas observaciones surgió Google Zeitgeist (GZ),
una lista de las consultas más frecuentes y las menos frecuentes por
semana y mes.
La evolución de GZ serviría para un examen sobre cultura popular,
trivialidades o -en un plano más serio- altibajos en una franja, segmento
o mercado. Semanas atrás, aparecieron al tope Ulrika Jonsson -una presentadora
sueca que actúa en la TV británica-, los Irish Travellers (grupo
de música étnica, uno de cuyos miembros fue procesado en Indiana
por pegarle a la hija) y el fentanil, ese gas narcótico usado contra
rebeldes chechenos y sus rehenes en un teatro de Moscú.
Por ejemplo, el 28 de febrero de 2001 a las 10:54 am hora local, se inició
un sismo cerca de Seattle. En dos minutos, las consultas sobre el tema terremotos
pasaron de caso cero a 250 por minuto, con tendencia a concentrarse en el noroeste
de EE.UU. y el sudoeste de Canadá. El 11 de septiembre, las consultas
sobre el World Trade Center, el Pentágono y CNN se multiplicaron al segundo
de conocerse los ataques. Pero, en días subsiguientes, Nostradamus pasó
a liderar la lista GZ: circulaba la versión -habitual cada vez que pasa
algo extraordinario- de que el famoso charlatán del siglo XVI también
había predicho los sucesos. Anoticiada de esto, la librería virtual
Amazon.com revisó catálogos y empezó a actualizar títulos
atribuidos al mago. En otras palabras, Google utilizó los contenidos
de su increíble base de datos como herramienta de marketing (mediante
el proceso de data mining).
Uno de los puntos fuertes de live query es cierta facultad de predicción,
por lo cual sería un instrumento de enorme valor para firmas de entretenimientos,
minoristas y medios masivos de comunicación. Pero Google no quiere
tocar el tema ni deja entrever si tiene -o no- planes para comercializar semejante
mina de datos y tendencias. En la actualidad, la empresa no da acceso a terceros,
debido a problemas de privacidad e intimidad, si bien las búsquedas se
loguean por hora, dirección de Internet originaria -dato que podría
usarse para localizar la máquina- y sitios sobre los cuales ha cliqueado
el usuario. Ello obliga a extremar precauciones, pues la gente busca en Google
temas de los cuales nunca hablaría en público: Viagra, embarazos
no deseados, fraudes, cirugías diversas, amor, obsesiones, etc.
En la sede central de Google, los visitantes que aguardan en la recepción
se ven ante una banda móvil luminosa, en la pared principal, que pasa
palabras, frases o fragmentos tan mezclados como, por ejemplo, "animación
japonesa Harry Potter pensées et poèmes associação
brasileira de normas ténicas was Zugzwang heisst?…". Es lo que
Google llama live query, "consulta en vivo".
Lo que exhibe esa tira es una serie continua de "muestras" tomadas
en tiempo real, o sea mientras se tipean en remotas computadoras. Se suceden
fragmentos en inglés, chino, castellano, sueco, japonés, italiano,
francés, coreano, ruso y 77 idiomas más. La mayoría, en
alfabeto latino. Pero también aparecen letras cirílicas, árabes,
hebreas o indias, amén de kanji -logogramas- chinos, japoneses o coreanos.
Cada línea o fragmento representa una manifestación de alguien
en cualquier punto del ciberspacio. Al menos, del universo abarcado por Internet.
¿En qué piensan, sobre qué preguntan los navegantes?…
Los temas son innumerables, cambiantes y, a veces, efímeros. Entre los
más constantes aparece el sexo. "Vía las consultas uno podría
aprender a decir sexo en docenas de lenguas, aunque no todas usan una sola palabra",
señala Craig Silverstein, director técnico de Google. Para que
el servicio live query llegue a públicos generales, el sistema
filtra determinadas búsquedas de tipo sexual, violento, etc. El recurso
funciona bien en inglés, castellano, alemán, italiano o francés,
pero no tanto en idiomas menos frecuentes o más exóticos. "Ni
hablar de lenguas tonales, como el chino mandarín, donde el texto escrito
es apenas un indicador genérico", explica el experto.
No obstante tanta diversidad étnica, lingüística o geográfica,
en el ciberespacio se insume mucho tiempo ocupándose de las mismas cosas.
País a país, región a región, ciudad a ciudad, día
a día, hasta minuto a minuto, los mismos temas van y vienen: estrellas,
celebridades, hechos extraordinarios, productos y datos sueltos. Seguir a la
mayor máquina de búsqueda por el mundo permite averiguar, por
ejemplo, que -desde octubre de 2001- el término "anthrax" ha
pasado al alemán (milzbrand), al italiano (carbonchio), al holandés
(miltvuur), al castellano (ántrax), etc.
A su vez, la globalización de ciertas pautas de consumo multiplica
marcas de origen tan disímil como Nokia, Sony, BMW, Ferrari, PlayStation
o Microsoft.
A juzgar por los datos de Google, algunos deportes y ciertas estrellas del pop
gozan de ubicuidad. Además, quedan expuestas: hace dos años, alguien
detectó que las consultas sobre Britney Spears declinaban. Tiempo después,
empezaron a bajar las ventas de sus grabaciones. Fenómenos similares
o inversos se notaron respecto de Madonna, algunos raperos, Andrea Bocelli y
Maria Callas. De esas observaciones surgió Google Zeitgeist (GZ),
una lista de las consultas más frecuentes y las menos frecuentes por
semana y mes.
La evolución de GZ serviría para un examen sobre cultura popular,
trivialidades o -en un plano más serio- altibajos en una franja, segmento
o mercado. Semanas atrás, aparecieron al tope Ulrika Jonsson -una presentadora
sueca que actúa en la TV británica-, los Irish Travellers (grupo
de música étnica, uno de cuyos miembros fue procesado en Indiana
por pegarle a la hija) y el fentanil, ese gas narcótico usado contra
rebeldes chechenos y sus rehenes en un teatro de Moscú.
Por ejemplo, el 28 de febrero de 2001 a las 10:54 am hora local, se inició
un sismo cerca de Seattle. En dos minutos, las consultas sobre el tema terremotos
pasaron de caso cero a 250 por minuto, con tendencia a concentrarse en el noroeste
de EE.UU. y el sudoeste de Canadá. El 11 de septiembre, las consultas
sobre el World Trade Center, el Pentágono y CNN se multiplicaron al segundo
de conocerse los ataques. Pero, en días subsiguientes, Nostradamus pasó
a liderar la lista GZ: circulaba la versión -habitual cada vez que pasa
algo extraordinario- de que el famoso charlatán del siglo XVI también
había predicho los sucesos. Anoticiada de esto, la librería virtual
Amazon.com revisó catálogos y empezó a actualizar títulos
atribuidos al mago. En otras palabras, Google utilizó los contenidos
de su increíble base de datos como herramienta de marketing (mediante
el proceso de data mining).
Uno de los puntos fuertes de live query es cierta facultad de predicción,
por lo cual sería un instrumento de enorme valor para firmas de entretenimientos,
minoristas y medios masivos de comunicación. Pero Google no quiere
tocar el tema ni deja entrever si tiene -o no- planes para comercializar semejante
mina de datos y tendencias. En la actualidad, la empresa no da acceso a terceros,
debido a problemas de privacidad e intimidad, si bien las búsquedas se
loguean por hora, dirección de Internet originaria -dato que podría
usarse para localizar la máquina- y sitios sobre los cuales ha cliqueado
el usuario. Ello obliga a extremar precauciones, pues la gente busca en Google
temas de los cuales nunca hablaría en público: Viagra, embarazos
no deseados, fraudes, cirugías diversas, amor, obsesiones, etc.