<p>Ese proceso, por el contrario, debe integrarse apropiadamente a las prácticas de gestión. Particularmente, porque la sociedad contemporánea les pone precios a la contaminación, vía topes, canje de emisiones y otros métodos que se encaran en Europa occidental pero, todavía, no cristalizan en Estados Unidos, Asia oriental o Latinoamérica. De un modo u otro, el sector privado va descubriendo que aplicar los ciclos de vida reduce desechos, ahorra costos y los prepara para regulaciones más duras.</p>
<p>Empleado con sensatez, ese análisis de la “evolución verde” ayudará a que una empresa identifique oportunidades de mayor rentabilidad mal aprovechadas o, simplemente, perdidas. Por ejemplo, ¿pueden los subproductos de un proceso reusarse, reciclarse o revenderse? ¿pueden los desechos extraerse de un sistema? ¿puede limitarse el uso de agua potable o controlarse la contaminación atmosférica, eliminando gastos de limpieza y de tipo regulatorio?</p>
<p>Una variante del análisis por ciclos de vida es relativamente nueva e involucra la idea de gestión de “cadenas verdes”. En algunos casos, éstas requieren a los proveedores cumplir con estrictas normas de conducta y revelar datos relativos al impacto de sus cadenas de abastecimiento. Verbigracia, tener en cuenta sólo efectos directos.</p>
<p>Esa política arriesga dejar fuera más de 75% de emisiones tipo invernadero generadas por determinados procesos industriales. Así puntualizan investigadores de la universidad Carnegie Mellon, aludiendo a una evaluación de la firma Timberland sobre los efectos contaminantes de sus botas de cuero. Al respecto, 80% puede atribuirse a sus fuentes de abastecimiento –especialmente las vacas-, que generan metano, un potente gas que fomenta el recalentamiento atmosférico.</p>
<p>Los ciclos de vida y las cadenass verdes son procesos diferentes. Pero, juntos, pueden constituir un efectivo instrumento ambiental. Ambas clases de “reforma verde” fueron debatidas, meses atrás, en el marco de una iniciativa pro acción ambiental positiva (Igel en inglés) vía una conferencia de la escuela de negocios Wharton. Esta reunión hacía a un planteo integral para análisis de ciclos de vida, sus promesas y limitaciones (Itla). <br />
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“Cerca de 40% de puestos laborales está en compañías que forman cadenas de abastecimiento”, sostiene Patrick Penfield, experto en gestión de esa materia. “Por ende, debemos empezar ahí para identificar procesos que no generen desechos y formas de manufacturas productos capaces de reciclarse al cabo de su ciclo de vida. Antes, se partías de algo simple: comprarle al proveedor más barato. Pero hoy sabemos que el mecanismo no funciona así”.</p>
<p>Stanley Laskowski, también de Wharton, señala que “cada vez más empresas se dan cuenta de que pueden ahorrarse costos persuadiendo a sus proveedores de volverse verdes. Esto involucra analizar los ciclos de vida de unos treinta años, costos de planeamiento y ejecución con criterios verdes”.</p>
<p>Otro aspecto del asunto, empaquetar desechos, remite al “programa puntoverde”, hoy obligatorio en la Unión Europea, donde el tema ciclos de vida remontó vuelo en los años 70 junto con la agencia para análisis de recursos y perfil ambiental (ARPA). Ya en los años 90, el consejo de soluciones para desechos sólidos (CSDS) evaluaba el consumo de energía y el efecto ambiental del papel versus el plástico en bolsas de almacén. Luego, pasó a pañales descartables. Sin embargo, señala Mary Ann Curran, experta en ciclos de vida y análisis sistémico en ARPA, “la agencia no contempla por ahora regular la actividad ni exigir al sector privado efectuar análisis de productos”.</p>
<p>Para elefantes como Wal-Mart, la cadena de abastecimiento puede ser larga, pues la componen todas las firmas, personas y recursos involucrados en el ciclo vital de un producto o servicio. El megaminorista tiene 66.000 proveedores en setenta países y casi 100.00 unidades de existencias (SKU, por stock keeping units). “Pintar de verde” semejante monstruo puede adoptar muchas formas.</p>
<p>Por ejemplo, los proveedores pueden instalar sistemas de reciclaje propios, reducir desechos orgánicos, consumir menos energía y combustibles, pasarse a materiales menos dañinos para el ambiente o limitar emisiones contaminantes. En el caso chino, la compañía trabaja estrechamente con el Fondo pro Defensa Ambiental (EDF) en temas de sustentabilidad y paga US$ 12.000 millones anuales –casi 10% de la exportaciones- a sus abastecedores locales.</p>
<p>Los empresarios del país siguieron con atención, a fines de 2009, la reunión de mil proveedores convocada por Wal-Mart en Beijing, poco difundida en occidente. Ahí la compañía les dijo que, para 2012, 95% de sus productos deberán provenir de plantas con altas calificaciones ambientales y sociales. Cabe preguntarse cual sería la reacción si Barack Obama emulase a Hu Jintao.</p>
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Gestión verde: manejar bien riesgos y obtener beneficios
Para muchas empresas e instituciones grandes, que actúan en el presente, difícil clima de negocios, analizar ciclos de vida o sea el efecto de un producto en el entorno- y planear en consecuencia ya no se limita a presentar informes internos, balances, etc..