domingo, 22 de diciembre de 2024

Fundadores no siempre son buenos CEO

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Hay emprendedores que son excelentes creando compañías pero malos para manejar la expansión. Puede ser que, en un momento dado, el creador de la idea no sea el mejor para administrarla y tenga que dar un paso al costado.

<p>A veces una buena idea se convierte en una empresa que luego crece tanto que se vuelve inmanejable para sus fundadores. Puede ocurrir como el caso de Lynda Weinman y su esposo Bruce Heavin, que solo quer&iacute;an abrir un negocio y concretar el sue&ntilde;o de lanzar un portal web para impulsar su propio m&eacute;todo de ense&ntilde;anza. Trece a&ntilde;os despu&eacute;s facturan US$ 70 millones, una suma nada despreciable que solo fue posible gracias a Eric Robinson, un consultor que apareci&oacute; en el momento y en el lugar indicados. Sin su ayuda dos maestros como Weinman y Heavin no hubiesen podido expandir su negocio. Eventualmente Robinson se convirti&oacute; en CEO y la pareja sigui&oacute; creando m&eacute;todos educativos innovadores.</p>
<p>Se estima que 80% de los fundadores de empresas de gran crecimiento finalmente terminan vendiendo su porci&oacute;n de la compa&ntilde;&iacute;a o dan un paso al costado. La transici&oacute;n generalmente se produce luego de que la compa&ntilde;&iacute;a genera mucho dinero, o sale a cotizar en bolsa y los nuevos inversionistas comienzan a ejercer presi&oacute;n. Tambi&eacute;n hay otro factor involucrado: la mayor&iacute;a de los emprendedores son buenos fundando empresas pero no tanto cuando llega la hora de administrar una expansi&oacute;n. Los mejores son los que conocen sus limitaciones y entienden que, para que la idea alcance el &eacute;xito, tienen que contratar a otra persona m&aacute;s id&oacute;nea que ellos.</p>
<p>Vale otro ejemplo. Emeals.com es un servicio de recetas y promociones fundado por Jane Delaney y su hermana Jenny Cochran. El servicio creci&oacute; r&aacute;pidamente de 2003 a estos d&iacute;as: al principio solo ten&iacute;an una veintena de clientes y ahora son m&aacute;s de 100.000 en todo Estados Unidos. Proveen un servicio simple: por US$ 7 al mes los clientes reciben men&uacute;es y una lista de supermercado con promociones para cocinar. Su &eacute;xito llev&oacute; a las hermanas a reconsiderar su rol en la empresa. Sab&iacute;an que, si quer&iacute;an hacer frente a la creciente competencia, iban a necesitar un tercero. Si quer&iacute;an completar su visi&oacute;n ten&iacute;an que depender de otra persona que le diera un giro a la manera de hacer negocios. El indicado termin&oacute; siendo Forrest Collier: durante sus meses como CEO los ingresos de la compa&ntilde;&iacute;a crecieron 50%.</p>
<p>El caso de TrackVia, una compa&ntilde;&iacute;a de tecnolog&iacute;a, tambi&eacute;n es ilustrativo. Sus dos fundadores &ndash;Matt McAdams y Chris Basham- tardaron en entender que era necesario contratar a un profesional como CEO. 18 meses despu&eacute;s, y debido al crecimiento de su base de clientes, contrataron a todo un equipo de ventas, a un gerente, un director financiero y alquilaron un nuevo edificio. Dijo Basham: &ldquo;Cuando contratamos a un CEO, al principio cost&oacute; ver que otra persona se sentase y tomase las decisiones. Pero nosotros no pod&iacute;amos hacerlo todo y, cuando las cosas no sal&iacute;an, nos frustr&aacute;bamos mucho&rdquo;. De seis empleados la empresa creci&oacute; a 22 bajo la administraci&oacute;n de Pete Khanna.</p>
<p>Pero no siempre hay que dejar el tim&oacute;n. Existen compa&ntilde;&iacute;as cuyos fundadores todav&iacute;a forman parte del negocio y son fundamentales para su crecimiento y desarrollo. Pero son la excepci&oacute;n. Incluso Steve Jobs fue obligado a apartarse a fines de los 80 y, cuando lleg&oacute; su hora de volver a Apple, lo hizo mejor. Cuando llega el momento de expandirse, hay que apostar en grande o acostumbrarse a seguir jugando en las inferiores.</p>
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