Coordinar y manejar un grupo de trabajadores es tanto una ciencia como un arte. Problemas internos y externos tanto en la empresa como en los empleados ponen a prueba la paciencia y la inteligencia de los jefes a diario. Un jefe éxitoso que quiere empleados que lo respeten y sean productivos no puede darse el lujo de ceder a las presiones y decir algo de lo que se arrepiente. Acá hay cinco cosas que ningún empleado quiere escuchar.
“Yo soy el jefe, hace lo que te digo”
Una respuesta espontánea y popular en el fragor de la batalla dialéctica. Pero si se analiza seriamente es insostenible. Los empleados son personas mayores y pensantes que no van a aceptar un porque sí como respuesta. Y la presión que se pueda ejercer con la fuerza de la jerarquía y la burocracia tiene un límite. Además, éste tipo de respuestas irracionales pasan por alto un detalle de suma importancia: usted, jefe, podría estar equivocado. Intente entablar un diálogo racional con su empleado y aprendan el uno del otro. Si el jefe tiene razón, el empleado aprende por un lado que se le permite replicar y por el otro que le debe tener respeto por su inteligencia, no su fuerza bruta. Y el jefe podría salvarse de un error que sus otros jefes le harían pagar.
“Tenes suerte de estar acá trabajando”
En realidad, es al revés. ¿Por qué un empleador mantiene un empleado que no es efectivo en la compañía? ¿qué clase de argumento se puede usar ante un superior si contrata a sus empleados y no sabe ni por qué? Ningún empleado va a trabajar contento si cree que está en deuda, de alguna manera, con su empleador. Si realmente se piensa así, o se soluciona inmediatamente o se busca alguien nuevo.
“Siempre con problemas vos”
Es otro ejemplo de respuesta irracional si se la examina bien. Usted, como jefe, ¿por qué permite que sus supervisados tengan siempre problemas?, ¿no debería estar ya solucionado?. Si se trata de un problema persistente en un empleado ya debería haberlo resuelto de alguna manera, y si se trata de un empleado competente y hábil que está pasando por un mal momento debería ayudarlo en lugar de recriminarlo. Además, la cooperación y la apertura hará que sea mucho más fácil que los empleados entiendan cuando el jefe o las financias de la compañía tengan problemas. ¿Por qué habría alguien de prestarle atención a sus problemas si jamás escuchó los de los demás?
“No tengo tiempo para ésto”
¿Y cómo exactamente es mejor que el supervisor del jefe, el jefe de área o el encargado de la planta sí tenga tiempo?, ¿para que le recuerden al jefe que su trabajo es tener tiempo y hacer que sus empleados sean productivos y competentes? El trabajo del jefe es justamente tener tiempo para los problemas de la empresa. Y empleados con quejas, problemas, sugerencias, aportes o incluso elogios son problemas o cuestiones de la empresa.
“No es tu empresa”
La frase perfecta. Para que los empleados sientan que el trabajo no es una prioridad, que no les tiene que importar las finanzas ni la salud económica de la empresa, ni la estabilidad laboral del jefe, a fin de cuentas. Muchas empresas éxitosas, y sobre todo éticas, involucran a sus trabajadores en los quehaceres de la compañía. Si el empleado se siente parte, dará lo mejor de sí. Por sentimiento de comunidad, por aportar al bien común y porque lo beneficia personalmente. Además, es más fácil respetar a un par que a un tírano. Si no es su empresa, tampoco es su problema.