<p>Hay un mercado para los excéntricos que quieren pilotear un jet por encima de África o tomar whisky cuyos hielos provengan de glaciares antiquísimos, como el Perito Moreno. En el mundo moderno todavía existen las aventuras, pero hay que tener dinero para pagarlas.</p>
<p>Aunque los precios son realmente descabellados –para volar un jet empieza en £5,000- estos servicios se multiplican en ciudades como Londres donde existen empresas de turismo especializadas en ofrecer esta clase de paquetes pensados para ricos y famosos. Red Carpet Enterprises es el nombre de una de ellas pero no la única. Todas comparten una característica: son inmunes a la recesión y la crisis.</p>
<p>La marca de lujo Bulgari, por ejemplo, abrió en Londres un hotel que, dicen sus ejecutivos, es el primero de cinco estrellas en hacerse desde cero en 40 años. Por £700 la noche se puede disfrutar de lo mejor que el dinero puede comprar. Cerca de allí, en el barrio de Knightsbridge, The Jet Business abrió nuevas oficinas. En vez de salas de conferencia decidieron replicar los interiores de los aviones, para poder mostrar rápidamente cómo es la experiencia de volar para el 1% más rico.</p>
<p>En Hyde Park se venden casas cercanas a los £140 millones que incluyen, no solo grifería de oro como se esperaría en estos lugares, sino también personal de seguridad con herramientas de alta tecnología desarrolladas por SAS.</p>
<p>La oferta existe porque hay consumidores con el dinero para pagar estos bienes y servicios. Un estudio del RBC Wealth Management estimó que la población de millonarios es de 11 millones. En el medio de la crisis son el grupo que menos sintió la recesión: sus activos cayeron solo 2% en total en estos años. La única sorpresa del informe es que, por primera vez, los multimillonarios asiáticos superaron en número a sus pares estadounidenses.</p>
<p>La demanda de productos y servicios de lujo, por lo tanto, no se enfriará. Un estudio de mercado encargado a Boston Consulting Group predijo que el gasto en yates, ropa de diseñadores y safaris crecerá a £1.000 millones este año. Lo único que ha cambiado es que los ricos y famosos ahora prefieren gastar más en una experiencia que en bienes materiales: se gastaron más de £900 millones en paquetes de vacaciones de lujo.</p>
<p>La cadena de hoteles Sofitel, a cargo del grupo Accor, experimentó un rebranding en los últimos años como consecuencia de este cambio. De un hotel de 3 estrelladas pensado para el turista gasolero se convirtió en una residencia de lujo que, en lugares como el desierto de Nubia, logra recrear la experiencia de viaje en el Nilo que supo evocar Agatha Christie en sus novelas. Los clientes que atrae, por supuesto, no buscan una experiencia clásica sino todo lo contrario.</p>
<p>Detrás de empresas como Red Carpet hay una sola idea: “Si no es ilegal o físicamente imposible, podemos hacerlo”. Así la empresa ha organizado fiestas en lugares exóticos o lanzado cohetes en el norte de Suecia. De la misma manera piensan en The Jet Business, donde un avión puede costar entre US$ 18 a US$ 80 millones. Coinciden, ambos, que hacer negocios al tope de la pirámide es extremadamente lucrativo.</p>
<p>Esto es especialmente cierto en países emergentes. En China, por ejemplo, la demanda de bienes de lujo creció 800% desde 2003 aunque solo hay 150 ejecutivos registrados comparados con 450 en Inglaterra y 11.000 en Estados Unidos. Para ellos nada es suficiente; tienen el dinero para pagarlo.</p>
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Experiencias de lujo, un servicio en crecimiento
Para los ricos y famosos nada es demasiado extravagante. Desde fiestas de cumpleaños infantiles con estrellas de fútbol metiendo goles hasta tomar whisky adentro de un glaciar, nada es imposible si se tiene el dinero para comprarlo.