En un relevamiento –afirma la consultora Trendsity-, quedó claro que las mujeres son las que más utilizan los juguetes sexuales y quienes más compran. Desde el inicio de la cuarentena, hubo un 41% más de usuarios, de los cuales un 70% fueron hombres y la mayoría admitió haberlos comprado para utilizarlos con su pareja.
Si bien no es un fenómeno reciente, el mercado de juguetes sexuales vive un momento de esplendor, con muchísima más visibilidad y menores tabúes. Ya no es necesario acudir a un lugar oscuro y con vergüenza para adquirirlos, se hacen encuentros para su venta y su acceso online o en tiendas ya no es sorpresa.
Se asiste a una suerte de “democratización del placer” incluso, que se diversifica: no hay tabúes con la edad, ya que se popularizan entre los +50 y hasta hay dispositivos gender neutral y para todo tipo de cuerpo.
Un capítulo especial merece lo que ocurre con la sexualidad de las mujeres. Según un informe realizado por El Índice De La Función Sexual Femenina (FSFI) sólo el 53% de las mujeres encuestadas afirman alcanzar siempre el orgasmo o clímax, y en Argentina el 20% de las mujeres posee anorgasmia la “ausencia o insuficiencia de orgasmo sexual”.
Recientemente llegó al país por primera vez una opción única en su tipo: Womanizer, el primer estimulador de clítoris, que promete orgasmos en 1 minuto. Lo que lo diferencia es su tecnología patentada “Pleasure Air Technology”, que estimula a través de ondas de aire, el producto es una revolución para este segmento.
Justamente, la otra gran revolución tiene que ver con la tecnología. Existe una variada gama de dispositivos inteligentes que permiten combinar algoritmos y aplicaciones para lograr una experiencia sexual más satisfactoria aplicando las últimas tecnologías e incluso inteligencia artificial, lo que se conoce como “sex tech”. De hecho, cada vez se llama más la atención sobre los ataques cibernéticos en este tipo de dispositivos y el peligro que puede implicar para los involucrados y su privacidad. Definitivamente, todo un nicho para seguir de cerca y entender cómo evoluciona al ritmo de los cambios en el género, la sexualidad y la innovación tecnológica.