En tercer lugar aparecen los tirabuzones seguidos de los mostacholes, ambas pastas utilizadas principalmente para guisos, que tienen una llegada de un 68% y 58% de los hogares, respectivamente. Al ranking de las pastas más elegidas lo completan los coditos con el 47%; los moños con el 40%; penne rigatti y cabellos de ángel con el 24% cada uno; y, ave maría y dedalitos 21%.
“En épocas de crisis, las pastas se venden más que otros productos de la canasta básica, por ejemplo en el 2014 crecieron mientras el consumo disminuía. Es una categoría que es accesible y su dinámica depende del precio de otras sustitutas como el pollo o la carne“, afirmó Katya López, Ejecutiva Senior de Kantar Worldpanel.
A la hora de pensar cómo alimentar la familia, las pastas son versátiles, rendidoras, accesibles y nutritivas por lo que tienen una gran aceptación en todos las hogares y conforman la categoría más presente en las casas de los argentinos dado que el 99% compra algún tipo de pasta seca en el transcurso de un año, especialmente en las de nivel socioeconómico bajo, numerosas y con hijos chicos.
La categoría en números:
- 8 kilos es el consumo per cápita de pastas secas en un año.
- 1,5 kilos en la cantidad de pasta que se llevan los hogares en cada compra. Este valor asciende a 1,8 kilos en el nivel bajo inferior, donde la categoría es parte importante de su dieta. Cada paquete tiene 500 gramos, con lo cual el promedio de hogares se lleva tres paquetes y en la base la pirámide se llevan cuatro.
- 3 semanas es el tiempo que pasa entre una compra de pastas y la siguiente.
- 3,3 son los tipos de pasta que compra el hogar en promedio en un trimestre.
