domingo, 22 de diciembre de 2024

Escuelas de negocios: se achican las salidas laborales

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Desde universidades como Pennsilvania o Harvard, hasta “fábricas de ejecutivos en serie” como Duke, las escuelas de negocios ya no pueden asegurar salidas laborales automáticas. El fenómeno empezó en 2002 y se acentúa.

Hasta no hace mucho, las escuelas de negocios más conocidas -y caras- virtualmente colocaban los futuros graduados ya mientras cursaban el segundo o el tercer año. Hoy, algunas de estas “fábricas de ejecutivos” no logran que 25 a 30% de sus alumnos sean contratados por los “head hunters” (cazadores de cabezas, o sea reclutadores enviados por bancos, empresas, etc.).

Jennifer Merritt, experta neoyorquina en educación gerencial, cree que esta situación no es coyuntural, sino estructural. “Escuelas y universidades deben acostumbrarse al nuevo contexto”, señala en “Business Week”.

En primer término, hay menos reclutadores en pos de alumnos bien calificados, porque –con el modelo y el ciclo de negocios en mutación- un ejecutivo experimentado “cotiza mejor” que un flamante licenciado en administración de empresas (o sea, “master in business administration”, MBA).

En segundo lugar, muchas firmas optan por ofrecer contratos temporarios a los estudiantes, para trabajar en vacaciones. Finalmente, dos áreas antes muy activas –consultoría, banca- han reducido hasta la mitad su demanda. Los tres factores están modificando políticas, objetivos y compromisos de las instituciones frente su propia oferta de mano de obra intelectual (alumnos de segundo año en adelante).

Debe tenerse en cuenta que, entre los atractivos que justificaban los altos aranceles de esas escuelas, la salida laboral era clave. Por ende, algunos expertos creen que, en la segunda fase del fenómeno, los costos de estudiar tenderán a disminuir. Por lo menos, en moneda constante.

También mudan las costumbres, Hasta hace dos años, lo habitual era entrevistar estudiantes aventajados de segundo año durante el otoño, con vistas a hacerles ofertas concretas en el receso invernal. Los principales empleadores de MBA (bancas de inversión, consultorías, empresas que producen bienes de consumo final) contrataban ejércitos de alumnos, para incorporarlos en el verano subsiguiente.

Ahora, pocos “head hunters” acuden en otoño y menos aún contratan estudiantes avanzados. Esto se notará más en el último trimestre de este año. Aparte, hay otro cambio: en vez de grandes consultorías y bancas líderes –que tomaban cien, doscientos alumnos sin pensarlo dos veces-, aparecen más firmas medianas y chicas, en busca de uno, dos o cinco estudiantes.

Hasta no hace mucho, las escuelas de negocios más conocidas -y caras- virtualmente colocaban los futuros graduados ya mientras cursaban el segundo o el tercer año. Hoy, algunas de estas “fábricas de ejecutivos” no logran que 25 a 30% de sus alumnos sean contratados por los “head hunters” (cazadores de cabezas, o sea reclutadores enviados por bancos, empresas, etc.).

Jennifer Merritt, experta neoyorquina en educación gerencial, cree que esta situación no es coyuntural, sino estructural. “Escuelas y universidades deben acostumbrarse al nuevo contexto”, señala en “Business Week”.

En primer término, hay menos reclutadores en pos de alumnos bien calificados, porque –con el modelo y el ciclo de negocios en mutación- un ejecutivo experimentado “cotiza mejor” que un flamante licenciado en administración de empresas (o sea, “master in business administration”, MBA).

En segundo lugar, muchas firmas optan por ofrecer contratos temporarios a los estudiantes, para trabajar en vacaciones. Finalmente, dos áreas antes muy activas –consultoría, banca- han reducido hasta la mitad su demanda. Los tres factores están modificando políticas, objetivos y compromisos de las instituciones frente su propia oferta de mano de obra intelectual (alumnos de segundo año en adelante).

Debe tenerse en cuenta que, entre los atractivos que justificaban los altos aranceles de esas escuelas, la salida laboral era clave. Por ende, algunos expertos creen que, en la segunda fase del fenómeno, los costos de estudiar tenderán a disminuir. Por lo menos, en moneda constante.

También mudan las costumbres, Hasta hace dos años, lo habitual era entrevistar estudiantes aventajados de segundo año durante el otoño, con vistas a hacerles ofertas concretas en el receso invernal. Los principales empleadores de MBA (bancas de inversión, consultorías, empresas que producen bienes de consumo final) contrataban ejércitos de alumnos, para incorporarlos en el verano subsiguiente.

Ahora, pocos “head hunters” acuden en otoño y menos aún contratan estudiantes avanzados. Esto se notará más en el último trimestre de este año. Aparte, hay otro cambio: en vez de grandes consultorías y bancas líderes –que tomaban cien, doscientos alumnos sin pensarlo dos veces-, aparecen más firmas medianas y chicas, en busca de uno, dos o cinco estudiantes.

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