El último informe “Bridging the gap: Handing over the familiy business to the next generation” (“Acortando la brecha: la entrega del negocio familiar a la generación siguiente”) elaborado por PwC en la que participaron más de 200 jóvenes de 21 países con posibilidad de hacerse cargo de la empresa familiar, reveló cuál es la visión de la nueva generación y los desafíos que enfrentan al implementarla.
Llevar el apellido de la familia no basta para impartir credibilidad, y 88% asegura que tiene que trabajar aún más que otros para demostrarlo. La encuesta reveló que 73% de los jóvenes aspira a dirigir el negocio algún día pero sólo 35% piensa que se concretará realmente. Para la generación “Y” o la generación del Milenio (jóvenes innovadores, arriesgados, acostumbrados al multitasking, que construyen su autoridad con el ejemplo y no por la simple demostración de poder) es cada vez más común buscar experiencia laboral fuera de la empresa familiar, y solo 7% ingresó en la firma directamente al terminar la escuela como hicieron sus padres y/o abuelos.
El fundador debe ser cauteloso y observar si la dirección de la empresa familiar formará parte del proyecto de vida de sus hijos, de lo contrario deberá buscar y preparar un sucesor fuera de la familia con un fuerte potencial de liderazgo para asegurar la protección de los intereses de la familia.
Son varios los desafíos que enfrentan las empresas familiares, entre ellas:
a) Cómo separar la relación familiar del negocio. La necesidad muchas veces de profesionalizar la gestión sin que la empresa pierda los valores y la mística del fundador.
b) Cómo mantener las relaciones sanas en la segunda y las siguientes generaciones. Un error común es pensar que a todos los hijos que trabajan en la empresa deben ser recompensados de igual forma.
c) Cómo planificar una sucesión ordenada. La misma debe entenderse como un proceso y no un hecho puntual.
Los dueños de un negocio familiar raramente se retiran por completo, y en este sentido uno de los desafíos que enfrenta la nueva generación es el de gestionar la fase transitoria cuando aún sus padres siguen involucrados en el negocio o incluso a cargo. 64% de los encuestados cree que a sus padres les resultará difícil retirarse.
La supervivencia de una empresa familiar deberá centrarse en estos tres ejes fundamentales:
a) Planificar la sucesión con tiempo, diálogo y compromiso, dejar de ser indispensable y renovar el liderazgo de sus fundadores, pensando en preservar el negocio familiar.
b) Constituir un consejo familiar que actuará como mediador alineando valores – visión de familia – negocios.
c) Firmar un acuerdo (protocolo familiar) para sentar las bases de la relación familia/empresa y de esta forma preservar su continuidad.
Según el último sondeo de PwC, 86% de los jóvenes encuestados quiere hacer algo significativo cuando se haga cargo y 80% tiene grandes ideas de cambio y crecimiento, entre otros, invirtiendo en tecnología y explorando nuevos enfoques de marketing con el uso de las redes sociales, aprovechando las oportunidades que ofrece la tecnología digital.
No debemos descuidar además que los avances tecnológicos y la velocidad del cambio tendrán mayor impacto en el futuro de las organizaciones (en el siglo pasado hubo más avances tecnológicos que durante los cuatro anteriores). Frente a estos desafíos, la innovación vuelve a estar en la agenda de los empresarios debiendo tornarla repetible, confiable y escalable para integrarla al corazón del negocio.
Si bien las empresas familiares continúan siendo un sector dinámico y fuerte de la economía, deberán adaptarse con rapidez a los cambios, innovar y profesionalizar sus operaciones para mantenerse exitosas y poder lograr la supervivencia tan anhelada de sus fundadores.
* Pablo Boruchowicz, socio a cargo del área de PyMEs en PwC Argentina- Profesor titular de Contabilidad III (Universidad de Palermo)