El trabajo del futuro después de la pandemia

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Ya se habla de doble disrupción: la tecnológica y la del coronavirus.

Alejandro Melamed, doctor en Ciencias Económicas (UBA), autor de varios libros entre ellos Diseña tu cambio (2019) y El futuro del trabajo y el trabajo del futuro (2017), previene que la mayoría de nosotros está atravesando lo que se denomina “la angustia de los robots”.

Si nos pidieran que en una sola palabra definamos estos 52 años, un concepto que pueda sintetizar todo este tiempo, tal vez cambio sería la mejor manera de aproximarnos. Por eso se habla de cambio en 3D, en tres dimensiones: perpetuo–omnipresente–exponencial.

Es perpetuo porque ocurre todo el tiempo de manera continua. Es omnipresente, ya que se desarrolla en múltiples áreas de la vida a la vez. Y, además, se presenta de manera exponencial, debido a que se acelera a un ritmo cada vez más rápido. Y evidentemente, en este último año y medio, todo ello se ha potenciado por la aparición del Covid–19.

Por eso es que ya se habla de doble disrupción: la tecnológica y la del coronavirus. La mayoría de nosotros está atravesando lo que se denomina “la angustia de los robots”, el temor a quedar sin trabajo porque un robot nos sustituirá.

Desde la emergencia del Covid–19, ese sentimiento se ha reforzado. Los profesores John Hagel y Gary Bolles de Singularity University sostienen que este período que estamos transitando no implica pausarnos para volver a la situación anterior, sino un llamado a resetearnos para poder enfrentar los desafíos y capitalizar las oportunidades.

En otras palabras, una invitación a cambiar nuestro “sistema operativo” para no quedar obsoletos rápidamente. Veamos algunos empleos transformados por la tecnología: según el Foro Económico Mundial, es probable que más de 1.000 millones de empleos, casi un tercio de todos los empleos del mundo, se transformen por la tecnología en la próxima década.

Del mismo modo, las investigaciones recientemente publicadas por el Foro Económico Global y por Gartner sobre el futuro del trabajo debido al Covid–19 coinciden en un aspecto central: la pandemia aceleró aquellas tendencias que se visualizaban para el mediano y largo plazo.

Sintetizando algunos de los cambios que se están generando, podemos mencionar:

  • Nuevas habilidades y capacidades son requeridas para poder responder a las múltiples y cambiantes demandas. Los procesos de upskilling (mejorar las competencias) y reskilling (reciclarse, adquirir otras aptitudes) se instalan como críticos para no perder vigencia y acceder a las nuevas oportunidades
  • El home office pasó de ser un beneficio a un requerimiento. Del mismo modo estamos transitando hacia un modelo híbrido, que nos permitirá tomar lo mejor de cada una de las modalidades (presencial y virtual).
  • La utilización de los datos para generar información clave para tomar decisiones e interactuar en los aspectos humanos. Cada vez se dispondrá de mayor cantidad de datos, la clave será cómo y para qué se los utilizará, cómo se minimizarán los sesgos y se interpretarán inteligentemente. Pasar de datos a información, luego a inteligencia para poder tomar las mejores decisiones y acciones.
  • El propósito como gran ordenador para alinear todas las prioridades, que cambian permanentemente. La relación entre el propósito individual de cada integrante y el organizacional cada vez toma más preponderancia.
  • La cultura como gran dinamizador e impulsor del crecimiento. No se compra ni se copia, demanda un trabajo sostenido y que se la viva auténticamente cada día, en cada acto, en cada momento de verdad.
  • Estructuras cada vez más planas, livianas y ágiles. Eliminación de todo aquello que no agregue valor. Personas adecuadas, en los lugares apropiados, en el momento oportuno.
  • Y, por supuesto, en tecnologías sea muy posiblemente el plano en que mayores novedades tengamos, que ni siquiera podemos imaginarnos con los paradigmas actuales. Pero, atención, muy posiblemente, la próxima revolución esté vinculada a la manera de relacionarnos, de conectarnos entre nosotros, de colaborar. Formas que difícilmente hoy podríamos vislumbrar. Evidentemente, el futuro es apasionante. Es una invitación a reinventarnos, permanentemente, abrazar los cambios y, por qué no, disfrutar del proceso

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