<p> Ser un paciente hoy significa ser tratado como un consumidor. Pero tratar pacientes como consumidores proactivos y bien informados puede tener consecuencias adversas. Al pedirles que tomen decisiones cada vez más complejas y digieran cantidades cada vez más grandes de información, los pacientes se encuentran sentados en el asiento del conductor. El movimiento que busca dar cada vez más poder al paciente recomienda que se los informe cada vez más y hasta que asuman el control de sus tratamientos. Darles mayor información, más acceso a las fuentes de información y más autonomía – técnicas bastante exitosas cuando se trata de otras áreas del “consumo” — no necesariamente significa que tengan una mejor experiencia o mejor atención. <br />
Vemos tres razones principales, dicen Meill y Ericson, por las que los pacientes como consumidores pueden crear problemas. <br />
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Los pacientes no quieren estar allí: la gente no busca atención médica sin una razón. Algo anda mal, quieren solucionarlo y volver a la normalidad cuanto antes. Cuando se les pide que tomen decisiones proactivamente, el sistema sanitario les está dando un rol que no quieren desempeñar. <br />
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En segundo lugar, los pacientes no están equipados para estar allí. Incluso cuando quieren tomar decisiones, a veces no tienen las herramientas necesarias. En un momento de estrés por enfermedad, el sistema les pide que absorban información técnica y tomen decisiones difíciles que requieren experiencia especializada. <br />
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Los pacientes no están solos: diseñar planes para pacientes es olvidar que son parte de un sistema complejo y que por lo general no deciden en forma independiente. Las decisiones las toman otros miembros del grupo que los rodea: amigos o familiares que brindan apoyo, la prepaga que se hace cargo de la cuenta, los profesionales que brindan atención y asesoramiento. <br />
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En momentos en que los sistemas sanitarios sufren transformaciones, el reflejo de poner a los pacientes en el asiento del conductor puede dar como resultado sistemas deficientes que no necesariamente mejoran la atención ni reduce costos. Los sistemas, los profesionales y los políticos deben ante todo tratar de que su ansiedad por “consumizar” la experiencia médica no debilite la calidad del tratamiento al exigir a los pacientes más de lo que deberían hacer.</p>
El problema de tratar pacientes como consumidores
Dar poder a los pacientes puede ser escupir para arriba, dicen dos blogueras de Harvard. Augusta Meill and Gianna Ericson dicen algo bastante obvio, pero lo explican bien: los pacientes no son consumidores comunes.