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Por Patricio Cavalli<br />
Desde hace un tiempo, Obama viene anunciando cosas que cumple a medias, o no cumple. Se hizo el loco el primer día en el Salón Oval y firmó el decreto para cerrar Guantánamo. Pues resulta que la cárcel ilegal sigue allí, las comisiones militares siguen allí, los pozos de la CIA siguen allí, y las rendiciones extraordinarias de prisioneros privados de derechos siguen allí. <br />
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Bastó un informe de la CIA para que Obama siguiera el curso de la administración Bush, con algo de revoque. <br />
Eso quiere decir que el Presidente de los EE.UU., no sólo hace lo que le conviene como político que es, sino que cada tanto, se pone los pantalones de la institución presidencial y actúa como tal. Para bien o para mal, pero actúa. <br />
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Son esas ocasiones que los estadunidenses llaman “being presidential”, cuando el político que ocupa el cargo “hace lo que el cargo tiene que hacer”. <br />
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Cuando ordenó a los Navy Seals amasijar a tiros a los piratas de Somalía, Obama hizo “what needed to be done”. <br />
Y lo hará de nuevo, si Wall Street no se pone a raya en la crisis que parece no tener fin. <br />
Porque lo que está en juego acá no es lo que Obama piensa sobre el libre mercado, las finanzas o el rol del gobierno. Lo que está en juego acá es el poder de la autoridad presidencial y del gobierno federal de los EE.UU. <br />
El año pasado, Obama estalló de furia cuando los funcionarios de AIG cobraron los bonos gigantescos, después de haber sido salvados por el dinero del gobierno federal. No pasó mucho tiempo para que después de eso, el gobierno federal pusiera límites claros y precisos a las posibilidades de los funcionarios de cobrar bonos de sus empresas, salvadas o no. <br />
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La semana pasada, al hablar sobre la crisis, Obama no habló sobre Wall Street. WS fue el tema de su alocución, sí, pero no el eje de su mensaje. Este párrafo demuestra claramente lo que el presidente dice, no lo que Obama piensa: <br />
“Desafortunadamente, hay algunos en el sector financiero que están malinterpretando este momento. En lugar de aprender las lecciones de Lehman y de la crisis de la que aún se están recuperando, eligen hacer caso omiso de ellas. Lo hacen no sólo a su propio riesgo, pero a riesgo de nuestro país. Así que quiero que oigan mis palabras: no vamos a volver a los días de conducta temeraria y exceso incontrolado en el corazón de esta crisis, donde muchos estaban motivados sólo por el apetito de matar rápido y obtener bonus hinchados. Los de Wall Street no pueden reanudar esto de correr riesgos sin tener en cuenta las consecuencias y esperar que la próxima vez, los contribuyentes estadounidenses estarán allí para romper su caída.”<br />
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Cualquiera que quiera entender que está hablando de finanzas, puede. Pero Obama está hablando de poder. <br />
Está, en el fondo, recordándole al sector díscolo de la economía, que la institución presidencial y el gobierno federal siguen siendo las instituciones más poderosas del país. <br />
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Cualquiera con alguna duda, debería revisar la historia de los EE.UU., y las intervenciones <em>swift and immediate </em>del gobierno federal, cuando algún grupo se le opuso. Esto incluye en la lista a la Confederación encabezada por Carolina del Sur en 1861; la intervención a los estados segregacionistas durante los años ’60; la persecución al partido de las Panteras Negras por el FBI en los ‘70s; la intervención de la ATF en Waco en los ’90; y muchísimos antecedentes más. <br />
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Creer que alguien –un grupo o un sector económico- puede oponerse a ese poder es olvidar no sólo la historia, si no las nociones más básicas de supervivencia. <br />
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Guarda con este señor, que es simpático hasta que levanta el teléfono.</p>
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El mensaje de Obama
Simpático, pintón y relajado, Obama es un hombre de temer. ¿O no? lo que está en juego es mucho más que él.