El marketing debe ser absolutamente honesto

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Por encima de temas como la competencia, la rentabilidad o las nuevas tecnologías, el marketing debe decir siempre la verdad y nada más que la verdad.

En un mercado en el que los clientes están constantemente en contacto con otros compradores y la publicidad puede construirse o desbaratarse desde la propia persona, los anunciantes más auténticos serán los más convincentes para los consumidores, algo que sólo se consigue de una manera: diciendo la verdad. La integridad (honestidad) en el marketing ya no es sólo un código ético, sino un punto de apoyo.

Aunque muchos ejecutivos han sido multados o encarcelados por cometer actos poco lícitos con los consumidores sólo la mitad de los 1800 profesionales de comunicación encuestados en un reciente estudio aceptaron que el comportamiento ético era importante en su compañía.

De todos modos, a pesar de que existe toda otra mitad de anunciantes honrados, la mayor parte de los consumidores están hartos de las malas prácticas de las empresas, con lo que han convertido a la honestidad de las compañías en una espada de Damocles que cuelga constantemente sobre el comportamiento de cada una. De hecho, las marcas que tuvieron algún tipo de mancha en su actitud han visto caer sus ventas en forma estrepitosa.

Para una empresa que tiene la honestidad como primera prioridad:

Los clientes no son una simple fuente de beneficios o una parte imprescindible que hace funcionar el negocio.
Los productos o servicios que ofrece tienen el mismo grado de calidad que el que desearía encontrar desde el rol de compradora.
Se interesa en reforzar su credibilidad.
Sus encargados de marketing actúan con la legalidad en la mano y no se valen del maquillaje de datos para vender.
No promociona su marca hasta el límite de invadir la intimidad de clientes potenciales.
Coindensado de Marketing Directo

En un mercado en el que los clientes están constantemente en contacto con otros compradores y la publicidad puede construirse o desbaratarse desde la propia persona, los anunciantes más auténticos serán los más convincentes para los consumidores, algo que sólo se consigue de una manera: diciendo la verdad. La integridad (honestidad) en el marketing ya no es sólo un código ético, sino un punto de apoyo.

Aunque muchos ejecutivos han sido multados o encarcelados por cometer actos poco lícitos con los consumidores sólo la mitad de los 1800 profesionales de comunicación encuestados en un reciente estudio aceptaron que el comportamiento ético era importante en su compañía.

De todos modos, a pesar de que existe toda otra mitad de anunciantes honrados, la mayor parte de los consumidores están hartos de las malas prácticas de las empresas, con lo que han convertido a la honestidad de las compañías en una espada de Damocles que cuelga constantemente sobre el comportamiento de cada una. De hecho, las marcas que tuvieron algún tipo de mancha en su actitud han visto caer sus ventas en forma estrepitosa.

Para una empresa que tiene la honestidad como primera prioridad:

Los clientes no son una simple fuente de beneficios o una parte imprescindible que hace funcionar el negocio.
Los productos o servicios que ofrece tienen el mismo grado de calidad que el que desearía encontrar desde el rol de compradora.
Se interesa en reforzar su credibilidad.
Sus encargados de marketing actúan con la legalidad en la mano y no se valen del maquillaje de datos para vender.
No promociona su marca hasta el límite de invadir la intimidad de clientes potenciales.
Coindensado de Marketing Directo

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