Por Alejandro Rosa (*)
Significa ver a la empresa en su contexto más amplio, incluidas las macrotendencias que afectan al mundo y, por extensión, a las partes interesadas y a su negocio, e incluye también supervisar el propósito social de la empresa y cómo su estrategia tiene en cuenta los problemas sociales.
Si bien algunos de los riesgos inmediatos que presenta la pandemia pueden estar comenzando a desvanecerse, las preocupaciones sistémicas más importantes se acrecientan y se hacen cada vez más tangibles. En todo el mundo líderes empresariales, políticos y la sociedad misma señalan un conjunto común de preocupaciones.
Un equipo de PwC encabezado por su Líder de Estrategia Global, Blair Sheppard, ha denominado a esto el marco “ADAPT”, por Asimetría, Disrupción, Edad (“Age), Polarización y Confianza (“Trust”). Esas cinco variables están cambiando radicalmente la forma en que miles de millones de personas viven y trabajan.
Dentro de estas preocupaciones se encuentran cuatro crisis centrales que están afectando a nuestras instituciones, grandes y pequeñas, locales y globales, y están relacionadas con:
- Prosperidad: la idea de que el mundo había alcanzado un nivel de prosperidad sólido y sostenible en el tiempo empieza a resquebrajarse. Esta crisis afecta a todas las regiones y a las diferentes generaciones. Es así, por ejemplo, cómo las personas mayores se dan cuenta de que no tienen su retiro asegurado, o las generaciones más jóvenes sufren incertidumbres diversas, que van desde un mercado laboral mucho más inestable hasta el aumento en los niveles de deuda personal y familiar a puntos a veces insostenibles.
- Tecnología: la necesidad de un cambio radical en la matriz energética debido al riesgo climático determina un desafío de la práctica de Gobierno Corporativo enorme a las estructuras económicas y productivas establecidas. Asimismo, las grandes plataformas tecnológicas también ponen en riesgo las formas de contratación laboral y los niveles de empleo.
- Legitimidad institucional: las instituciones que se fundaron para ayudar a nuestra sociedad a hacer funcionar los sistemas legales, educativos, financieros y políticos, han dejado de ser indiscutibles. Para muchos, los conceptos en los que se basaron ya ni siquiera parecen relevantes.
Los nuevos movimientos sociales del siglo XXI, el cambio del poder económico mundial y las consecuencias de las nuevas tecnologías, están llevando a cuestionar su eficacia y propósito.
El problema es que varias de estas instituciones son las que cimentan nuestra vida y perderles la confianza genera demasiada incertidumbre y eventualmente podría terminar en un cambio total cuyos alcances cuesta vislumbrar.
- Liderazgo: finalmente, nos enfrentamos a una crisis de liderazgo. A medida que aumenta supervisión de la estrategia hacia un futuro sustentable, un desafío de los directores la polarización, nuestros líderes parecen incapaces de actuar y ello se evidencia en la respuesta ineficaz del mundo a la crisis del cambio climático.
Si bien esta situación seguramente tiene múltiples causas, en el fondo se encuentra la polarización y la imposibilidad de llegar a un consenso. Estos temas se ven agravados por el aumento del nacionalismo en tiempos de crisis globales. Todas estas crisis tienen ciertas cosas en común, se derivan de los tipos de actividades que realizamos diariamente y están interconectadas, lo que hace que el cambio sea especialmente difícil y están empeorando progresivamente con el tiempo.
Ahora las buenas noticias: en las crisis se encuentran las oportunidades. Tenemos ahora la chance de construir un futuro más sostenible y resiliente, en el que todas las personas puedan prosperar. A los directores, reconocer los desafíos que enfrenta el mundo y sus comunidades les permitirá posicionar a sus empresas para asumir ese futuro. Encuestas como el “Edelman Trust Barometer 2021” (reveló, entre otras cosas, que la gente no sabe dónde ni a quién acudir para obtener información confiable), ponen en evidencia que las personas esperan que las empresas tomen la iniciativa para enfrentar estas crisis. Al implementar herramientas y tecnologías disponibles, los directores pueden ayudar a sus empresas a trazar un camino nuevo y más adaptable a lo que el mundo les exige, explícita o implícitamente.
¿Qué puede hacer el directorio de una empresa para impulsar un futuro sostenible? El trabajo de la gerencia es centrarse en la situación actual y operar sobre ella, en cambio, los directores tienen el deber de tener una visión a largo plazo, comprender las macrotendencias, ayuda a que sus empresas puedan proyectar su rol en el futuro. Adaptar la estrategia para un futuro sostenible ayudará a los directores a afrontar estas crisis, descubrir oportunidades, construir un futuro más resistente y posicionar a sus empresas para afrontar el cambio.
(*) Socio de PwC Argentina de la práctica de Gobierno Corporativo.