El futuro del consumo en supermercados y minoristas

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El 60% de los consumidores planea reducir el gasto en restaurantes y aumentar el consumo de alimentos en el hogar.

Mientras el 41% de las compras de alimentos por Internet las hacen personas que compran en línea por primera vez; según el estudio The $2.5 Trillion Opportunity for Grocers That Are First to the Future de BCG.

Las tendencias involucran el incremento de venta online, evolución de los formatos de tienda, consumidores con nuevas prioridades consumo, personalización de las promociones y mayor compromiso con su rol social

El comportamiento del consumidor está cambiando radicalmente con el brote del COVID-19. Para salir exitosos de la crisis, los supermercados y otras tiendas minoristas de alimentos, deben ser los primeros en distinguir las tendencias que persistirán después de la pandemia y tomar medidas proactivas para ganar en el futuro, señaló un reciente estudio de Boston Consulting Group (BCG).

Los consumidores han gastado en alimentos más de $ 2,5 billones (millones de millones) a nivel mundial, por lo que se vuelve cada vez más necesario tener en cuenta las tendencias en el mercado de comida, afirma el estudio.

“Debido al impacto que hemos vivido en los últimos meses por el COVID – 19, estamos observando un crecimiento exponencial del comercio electrónico lo que ha generado cambios en las empresas que esperábamos ocurrieran en los próximos cinco años. Esto hay que verlo como una oportunidad para el crecimiento de las empresas pues por otro lado estamos en el medio de una nueva recesión para algunas generaciones”, señaló Sandro Marzo, Managing Director & Partner de BCG.

Después de la pandemia se espera que los nuevos hábitos alimenticios de los consumidores continúen hasta que se sientan seguros de no contraer el virus y económicamente estables. Muchos de estos hábitos como el experimentar con nuevos canales, formatos de compra y nuevos productos se mantendrían más allá del COVID-19.

“Los cambios en las preferencias de consumo y los canales de compra evidenciados por el COVID-19 son una aceleración de tendencias estructurales que vienen progresando en los últimos años y se posicionan como cambios permanentes. Los retailers tradicionales deben fortalecer y complementar su propuesta de valor para mantener su relevancia frente a un consumidor joven, omnicanal, con un menor poder adquisitivo, pero a la vez exigente en sus intereses y prioridades”, agregó Andrés Giraldo, Partner de BCG

Se estima que el 60% de los consumidores planea reducir el gasto en restaurantes y aumentar la alimentación en el hogar, incluso cuando se levanten las restricciones de COVID-19. Las ventas de comidas pre-listas ha aumentado entre un 40% y 60% sobre las ventas del 2019, desde el COVID-19.

Pensando en estos cambios del comportamiento del consumidor post Covid-19, el estudio define siete tendencias:

  1. Ascenso de las ventas en línea. El comercio de alimentos necesita un plan estratégico para mejorar su presencia y oferta en línea tras un crecimiento de más del 100% en un año. Para ello, debe de contar con un sitio web o una aplicación de alta calidad, una logística confiable, una administración de inventario ajustada y un posicionamiento omnicanal.
  2. Reconversión de formatos. Se deben promover estrategias inteligentes como adaptar los puntos de venta más grandes a las necesidades de los clientes locales y desarrollar o adquirir formatos distintivos más pequeños. Independientemente del formato, los supermercados deberán incluir protocolos de seguridad.
  3. Aumento de consumo de marca propia Los minoristas pueden ganar una importante participación en el mercado con el desarrollo o adquisición de marcas propias en nutrición y salud, las cuales encajan con las nuevas preferencias de los consumidores con un presupuesto más ajustado.
  4. Promociones personalizadas. Para hacer frente a los picos de demanda y asegurarse del abastecimiento, los supermercados continuarán simplificando las categorías de productos y reduciendo su intensidad promocional. El resultado sería promociones más específicas, posiblemente orientadas a canales en línea, construidas a partir del comportamiento de compra del consumidor.
  5. Flexibilización de las cadenas de suministro. Los supermercados deben flexibilizar sus cadenas de suministro para resistir cualquier otra crisis global. Para ello, deberán reasignar sus redes de proveedores e impulsar el uso de inteligencia artificial y otros sistemas de gestión de datos para gestionar de manera inteligente el inventario y liberar capital para inversiones o reducir el gasto financiero.
  6. Auge en fusiones y adquisiciones. Debido a que los supermercados tendrán balances relativamente sólidos en el corto plazo, tendrán la oportunidad de adquirir habilidades, nuevos formatos de tienda, capacidades en línea y grupos de clientes mediante la compra de activos infravalorados. Actualmente, el volumen global de fusiones y adquisiciones ha disminuido entre un 20% y un 30% en todas las industrias, sin embargo, en el segmento minorista es plano.
  7. Fortalecimiento del rol social de los retailers. Los supermercados deben continuar incorporando políticas de impacto social que involucren el envío de productos de primera necesidad a los consumidores de forma segura, la contribución a los bancos de alimentos a nivel local y global y la apuesta por la sostenibilidad en sus modelos operativos. Este enfoque generará ganancias tangibles para las comunidades a largo plazo y una ventaja competitiva.

Teniendo en cuenta estas tendencias, es el momento para que los minoristas desarrollen apuestas agresivas para anticiparse a la nueva normalidad:

  1. Innovación en formatos y canales de venta. Reforme los espacios físicos y piense en cómo reasignar el espacio, reducir el tamaño de las grandes tiendas y desarrollar nuevos formatos con mayor foco en conveniencia. Cree un modelo de comercio electrónico atractivo que pueda operar a escala, con el supuesto de que las ventas en línea podrían crecer hasta un 10% a 15% de los ingresos.
  2. Reimaginación de su propuesta de valor. Realice cambios en la propuesta de valor para adaptarse mejor a las necesidades cambiantes de los clientes. Esta acción requiere comprender el nuevo comportamiento y construir relaciones más sólidas con los clientes a través de marketing personalizado y marcas propias diferenciadas. Manténgase a la vanguardia de las tendencias cambiantes de forma continua.
  3. Inversión en el posicionamiento estratégico de su negocio. Impulse el crecimiento reasignando recursos que reflejen el comportamiento y las tendencias futuras del cliente. Desarrolle capacidades digitales para respaldar las decisiones comerciales utilizando análisis avanzados. Realice fusiones y adquisiciones estratégicas. Mejore la resiliencia de la cadena de suministro y adopte políticas de impacto social y sostenibilidad.

 

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