El fraude del clic

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En tecnología cada avance trae una penuria. La web, avisos saltones y programas espiones; el e-mail trajo spam y la telefonía IP lucha ahora contra el “Spit” (Spam Over Internet Telephony).También la publicidad online es víctima de trampas.

Los anunciantes online están haciendo frente a la plaga que les corresponde: el fraude con los clics. Las variantes son muchas, pero esencialmente la trampa funciona así: por lo general los comerciantes pagan una cierta tarifa a los sitios que muestran sus avisos cada vez que un visitante cliquea sobre su aviso. En un mundo ideal, el visitante, que al cliquear ha sido transportado al sitio del anunciante, tiene oportunidad de mirar todo lo que éste ofrece y finalmente, tal vez, llegue a hacer una compra. Pero con el “fraude del clic”, esos clics por los que el anunciante está pagando no provienen de clientes potenciales sino de farsantes, sitios automatizados o incluso competidores encubiertos.

Es prácticamente imposible detectar con precisión hasta qué punto esta práctica está difundida, pero los anunciantes la sienten en sus bolsillos. John Squire, vicepresidente de marketing de Coremetrics, un grupo que asesora a comerciantes que operan online, estima que los clientes de su compañía gastan aproximadamente US$ 10 millones al año en clics fraudulentos. Es decir, que están gastando US$ 10 millones en consumidores que no existen.

Otras empresas, por lo general las que se esfuerzan por encontrar soluciones al problema y lucrar con él, dicen que hasta 50% de la publicidad que se paga por el sistema de cliqueo (cost-per-click)se invierte en clics fraudulentos.

La práctica existe desde hace algunos años, pero ahora recibe más atención especialmente porque el mercado de la publicidad online está creciendo a gran velocidad. Según una encuesta que acaban de dar a conocer conjuntamente el Internet Advertising Bureau y PricewaterhouseCoopers, los ingresos por publicidad online en Estados Unidos subieron sostenidamente durante los dos últimos años y ahora equivalen a US$ 2.400 millones.

Además, con el advenimiento de programas de afiliación de empresas como Google y Yahoo, las oportunidades para la trampa se difunden mucho más. Los acuerdos de afiliación permiten a sitios web de terceros mostrar avisos con contenidos relevantes al tema de la búsqueda, que le son impuestos por los grandes jugadores. Cuando alguien cliquea en esos avisos, el tercero recibe una parte de los ingresos. Pronto los pillos se dieron cuenta que al aumentar la tasa de cliqueo (con clics fantasmas) en esos avisos aumentaría la comisión de los cheques que se reparten entre todos los participantes.

Las grandes redes – Overture de Yahoo y FindWhat.com de Google – ponen mucho cuidado en no exagerar el alcance de este tipo de fraude. Pero silenciosamente despliegan tácticas muy sofisticadas para combatir la práctica.

Los anunciantes online están haciendo frente a la plaga que les corresponde: el fraude con los clics. Las variantes son muchas, pero esencialmente la trampa funciona así: por lo general los comerciantes pagan una cierta tarifa a los sitios que muestran sus avisos cada vez que un visitante cliquea sobre su aviso. En un mundo ideal, el visitante, que al cliquear ha sido transportado al sitio del anunciante, tiene oportunidad de mirar todo lo que éste ofrece y finalmente, tal vez, llegue a hacer una compra. Pero con el “fraude del clic”, esos clics por los que el anunciante está pagando no provienen de clientes potenciales sino de farsantes, sitios automatizados o incluso competidores encubiertos.

Es prácticamente imposible detectar con precisión hasta qué punto esta práctica está difundida, pero los anunciantes la sienten en sus bolsillos. John Squire, vicepresidente de marketing de Coremetrics, un grupo que asesora a comerciantes que operan online, estima que los clientes de su compañía gastan aproximadamente US$ 10 millones al año en clics fraudulentos. Es decir, que están gastando US$ 10 millones en consumidores que no existen.

Otras empresas, por lo general las que se esfuerzan por encontrar soluciones al problema y lucrar con él, dicen que hasta 50% de la publicidad que se paga por el sistema de cliqueo (cost-per-click)se invierte en clics fraudulentos.

La práctica existe desde hace algunos años, pero ahora recibe más atención especialmente porque el mercado de la publicidad online está creciendo a gran velocidad. Según una encuesta que acaban de dar a conocer conjuntamente el Internet Advertising Bureau y PricewaterhouseCoopers, los ingresos por publicidad online en Estados Unidos subieron sostenidamente durante los dos últimos años y ahora equivalen a US$ 2.400 millones.

Además, con el advenimiento de programas de afiliación de empresas como Google y Yahoo, las oportunidades para la trampa se difunden mucho más. Los acuerdos de afiliación permiten a sitios web de terceros mostrar avisos con contenidos relevantes al tema de la búsqueda, que le son impuestos por los grandes jugadores. Cuando alguien cliquea en esos avisos, el tercero recibe una parte de los ingresos. Pronto los pillos se dieron cuenta que al aumentar la tasa de cliqueo (con clics fantasmas) en esos avisos aumentaría la comisión de los cheques que se reparten entre todos los participantes.

Las grandes redes – Overture de Yahoo y FindWhat.com de Google – ponen mucho cuidado en no exagerar el alcance de este tipo de fraude. Pero silenciosamente despliegan tácticas muy sofisticadas para combatir la práctica.

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