La tendencia indica que cada vez son más las personas que ya no trabajan para un solo empleador sino que se ganan la vida como contratistas independientes manejando una serie de “laburitos”.
Un informe reciente del McKinsey Global Institute (MGI) señala que la mayoría de los trabajadores independientes buscaron esos arreglos y están conformes pero que una minoría considerable (30%) se encuentra en esa economía a disgusto y los usan como último recurso.
El MGI , que entrevistó a 8.000 adultos, dice que el fenómeno del trabajo independiente está mucho más difundido que lo que indican las estadísticas oficiales.
Hay un debate en el mundo acerca de los peligros y las oportunidades de un mundo donde cada vez más personas viven acumulando trabajos diversos en lugar de tener un empleo tradicional. Los que lo aprueban dicen que este estilo de trabajo permite que sean más las personas que entran al mercado de trabajo dándoles la flexibilidad que buscan. Los críticos, dicen que los empleadores se están sacando de encima la responsabilidad de tener empleados en nómina y así pasan el riesgo a los trabajadores independientes quienes no gozan de protecciones como salario mínimo y licencia por enfermedad.
Pero el debate se complica porque no se sabe muy bien qué significa “trabajadores independientes”. Los investigadores de McKinsey los definen como personas que eligieron cuándo trabajar, que tienen varios empleadores y que se mueven con fluidez entre un trabajo y el otro. Incluyeron en esa categoría a personas con contratos temporarios de menos de un año siempre y cuando no sean “temporarios permanentes”, que en realidad hacen trabajo de empleados pero con sucesivos contratos de corto plazo.
El estudio clasificó a los trabajadores temporarios en cuatro segmentos: 30% eran “agentes libres”, son los que eligen el trabajo independiente y derivan de él su ingreso principal; 40% eran “trabajadores ocasionales” que usaban el trabajo independiente para reforzar sus ingresos cuando surgía la oportunidad; 14% eran trabajadores poco entusiastas que preferirían tener un empleo fijo; y 16% estaban en verdaderos apuros financieros y reforzaban sus ingresos por necesidad.
Proyectando los resultados del informe a escala mayor se concluye que 50 millones de norteamericanos y europeos son independientes por necesidad y que 20 millones dependen de ese trabajo para ganarse la vida.