Hasta hace pocos años el eco consumo era una manera más de exhibir status. Optar por la alternativa sostenible era pertenecer a un grupo selecto de personas preocupadas por el planeta.
A partir de este año 2020, vaticina Trendwatching, el eco consumo se va a realizar no buscando el status de pertenecer sino para aplacar la vergüenza de no hacer el propio aporte. Cuando por todas partes surgen alternativas sustentables, a precios lógicos y tan buenas o mejores que las tradicionales, el eco- consumo refleja la vergüenza de no hacer nada por mejorar las cosas.
Por eso, la compañía norteamericana que analiza las tendencias en marketing estima que, en 2020, millones de consumidores buscarán productos, servicios y experiencias que los ayuden a aliviar lo que describen como “eco-vergüenza”.
Se trata de un cambio importante. En el año 2008 Tesla lanzó el Roadster, un súper auto eléctrico que costaba US$ 100.000. Tenerlo daba “eco-status”.
En 2016 Adidas se asocia con Parley for the Oceans para producir una edición limitada de zapatillas a partir de plástico rescatado de los océanos; se hacen solo 50 pares. Tener uno daba, también, eco-status.
En 2019, en cambio, el Modelo 3 de Tesla está pensado para todos y ya es el tercer auto de más ventas en el Reino Unido. Adidas hizo 11 millones de pares de zapatillas con plástico oceánico en 2019.
Se ha pasado de lo exclusivo y de alta gama a lo económico y masivo: ese es el viaje que ha realizado el eco consumo en los últimos años. Y cuando las eco-alternativas se masifican de este modo ya no son más señal de status. ¿Cuál es la consecuencia de esto? Un giro en el cálculo moral de los consumidores. Porque cuando las eco alternativas están tan a mano, son tan económicas y eficaces como la opción tradicional no hay motivos para no elegirlas. El eco consumo se convierte en algo que tiene menos que ver con el status y más con la vergüenza de quedar al margen.
Si a eso se le suman los movimientos de protesta en todo el mundo reclamando más conciencia planetaria llegamos al punto de quiebre en cuanto a la actitud que alimenta este cambio en el consumo. La vergüenza por los viajes aéreos ahora se está difundiendo por toda la industria B2C. Es un cambio profundo con consecuencias en los hábitos de consumo, de hacer negocios y de vivir. Sobre todo eso habrá que actuar en 2020.