Las compañías que usan palancas digitales pueden esperar que sus márgenes de ganancia aumenten, en promedio, de 12% a 20%, según un reciente artículo de Boston Consulting Group.
En una encuesta reciente de BCG, el 75% de los ejecutivos estuvo de acuerdo en que consideran que la transformación digital es cada vez más urgente a la luz de la crisis COVID-19, y el 65% dijo que anticipan aumentar sus inversiones en esta.
A medida que la pandemia de COVID-19 acentúa la incertidumbre y volatilidad en los negocios, la capacidad de recuperación será un factor clave para las empresas. Así lo señala Boston Consulting Group (BCG) en su reciente artículo “El camino digital a la resiliencia empresarial”, en el que profundiza sobre cómo las empresas deben afrontar la resiliencia por fases y cómo la transformación digital puede apoyar cada una de estas etapas.
La resiliencia es un factor clave de valor en general y, particularmente, en el complejo escenario actual. Durante las recesiones algunas compañías se destacan frente a su competencia, mientras que otras pierden terreno o no sobreviven.
Según un reporte de BCG, desde 1985, en las última cuatro recesiones, aproximadamente una de cada siete empresas aumentó tanto su tasa de crecimiento de ventas como sus márgenes de ganancias. A pesar de las circunstancias difíciles, estas compañías exitosas aumentaron sus ventas en 14 puntos porcentuales más y mejoraron sus márgenes en 7 puntos porcentuales más que el 44% de las compañías que declinaron en ambos parámetros.
“No se trata solo de salir de una crisis común, se trata de dar un salto hacia una nueva realidad”, explica Andrés Anavi, managing director y socio de BCG y líder de Digital BCG en Sudamérica de habla hispana.
“Nuestros estudios muestran que una empresa resiliente responde inmediatamente para salvaguardarse, se recupera de la adversidad para estar en posición de superar a sus pares y luego reinventa su negocio para obtener y mantenerse por delante de sus rivales en un futuro cambiante”.
Para hacer frente a la crisis actual de COVID-19, desde Boston Consulting Group se señala que las empresas deben planificar su estrategia teniendo en cuenta tres fases, cada una con sus propios objetivos. La primera de ellas sería de “Respuesta” y se da cuando los países y ciudades están llevando a cabo cuarentenas para aplanar la curva del virus. En esta, el foco del negocio debe centrarse en asegurar la continuidad y seguridad de la empresa.
Una segunda etapa sería la de “Recuperación”, en la que se sitúan los países que están combatiendo el virus, pero que inician la reapertura. En este caso, las organizaciones deben prepararse para que el reinicio funcione y haya recuperación.
La tercera fase es la de “Reimaginar”, que comenzará cuando haya vacunas o tratamientos disponibles. En ella, las compañías deben enfocarse en invertir para lograr una ventaja competitiva sostenible. Estas tres etapas no son excluyentes, ya que dependiendo de su geografía e industria, una compañía podría operar en más de una fase simultáneamente.
En el artículo, BCG insiste en que una empresa necesita incorporar la resiliencia en todos los aspectos de la organización, desde su enfoque de comercialización hasta sus operaciones y su infraestructura más crítica. Las vulnerabilidades en cualquier área podrían afectar la capacidad del negocio para sobrevivir y prosperar.
Para ello, identifica seis dimensiones de resiliencia en las que deben centrarse los líderes empresariales: proteger y hacer crecer la línea superior; desarrollar operaciones ágiles; capacitar a las personas; acelerar la adopción de datos y plataformas digitales; mejora de la ciberseguridad; y fortalecimiento financiero.
La resiliencia proviene de cada una de estas dimensiones, pero los líderes empresariales también deben considerarlos en combinación, a fin de obtenerla de sus interacciones.
“Para desarrollar la resiliencia en las seis dimensiones, las capacidades tecnológicas son fundamentales”, explica Anavi. “Para ello, deben adoptar un modelo operativo que integre la relación entre las personas y la tecnología, lo que en BCG denominamos ‘compañía biónica’. Esta estrategia saca lo mejor de ambos. Según nuestra experiencia, al hacerlo se obtienen resultados financieros superiores, casi duplicando el crecimiento de las ganancias y contribuyendo a un aumento de 2,4 veces en la tasa de crecimiento del valor empresarial”.
Por lo tanto, la transformación digital se ha vuelto crucial. En una encuesta reciente de BCG, el 75% de los ejecutivos estuvo de acuerdo en que consideran que la transformación digital es cada vez más urgente a la luz de la crisis COVID-19, y el 65% dijo que anticipan aumentar sus inversiones en transformación digital. Si se hace bien, esta no sólo generará resiliencia a largo plazo, sino que aumentará la velocidad de comercialización, la productividad de la fuerza laboral y la estabilidad. También generará ganancias financieras a corto plazo.
Las compañías que usan palancas digitales pueden esperar que sus márgenes de ganancia aumenten, en promedio, de 12% a 20%. Generarán hasta el 50% de las ganancias adicionales en el primer año, generando así los recursos necesarios para financiar el resto de la transformación. Esta característica es particularmente relevante hoy. Más del 80% de las transformaciones serán autofinanciadas, según la investigación de BCG, y la mayoría de las compañías esperan que tengan que instituir políticas de financiación más estrictas en las circunstancias actuales.
Sin embargo, un estudio de BCG advierte de que menos del 30% de las empresas logran capturar con éxito el valor de estas. Su éxito depende de definir una visión clara vinculada a la estrategia y el valor, garantizar el compromiso de liderazgo y la gobernanza de los resultados, y construir capacidades tecnológicas y humanas críticas.
Por último, el artículo aconseja un enfoque de tres pasos para adaptar las prioridades a la situación y necesidades específicas de cada empresa. Estos serían, en primer lugar, abordar los imperativos para responder y recuperarse; en segundo, reimaginar el futuro y establecer sus metas; y, en tercero, construir una ventaja sostenible.
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