<p>Muchos estudios universitarios han descubierto que el aburrimiento puede desquiciar hasta a los más destacados profesionales, produciendo como resultado sabotaje, retraimiento, maltrato a compañeros y hasta tareas deliberadamente mal hechas . Hay quienes dicen que el aburrimiento podría ser “el nuevo estrés”.<br />
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Según el neuropsicólogo Richard Chaifetz, cuando un empleado se aburre lo invade la indiferencia y el precio es falta de productividad, equivocaciones y accidentes catastróficos. No hay jerarquías para el aburrimiento, que puede atacar a un empleado raso como a un alto gerente, ya que surge de la incapacidad para encontrar sentido al trabajo o de la escasez de variedad en las tareas cotidianas. Surge de la repetición de actividades idénticas y rutinarias. <br />
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El hastío sobreviene cuando los empleados se desmotivan y sienten que no tienen mucho control sobre las tareas que desarrollan, o que no participan en las decisiones que los tocan de cerca, o cuando no tienen noticias de cómo se evalúa el trabajo que realizan o cuando no han reconocimiento. También cuando sienten que no están creciendo o avanzando hacia algo importante. <br />
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Por lo general se cree que la gente se aburre cuando no tiene mucho que hacer. No necesariamente. Chaifetz dice que a veces las personas más ocupadas son las más aburridas. Mark Royal, alto directivo de la consultora gerencial Hay Group y autor de The Enemy of Engagement, dice que la frustración que ve en muchos buenos empleados se debe a que la inestabilidad de la economía actual hace que les resulte más difícil y más peligroso cambiar de empleo, por lo que se ven obligados a seguir haciendo las mismas cosas durante mucho tiempo. Además, las cambiantes exigencias del mercado y el rápido ritmo del cambio hace que empleados que alguna vez fueron buenos para la tarea que ejecutan dejen de serlo. Ya no pueden hacer lo que saben y les asalta la frustración. La que pierde es la empresa. <br />
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Royal cree además que esos empleados a quienes no se les están presentando desafíos o que no se están desarrollando como debieran siguen pretendiendo que los vean como buenos empleados, y entonces no se quejan, sufren en silencio. “El aburrimiento es un asesino silencioso que se escapa del radar. Con el tiempo, esos empleados se desinteresan o se van. Es un problema importante que los gerentes no reconocen”. <br />
Desde la perspectiva del trabajador, dice, la mejor solución es hablar. Puede pedir que se le den tareas más exigentes, ofrecerse para otros proyectos, discutir su futuro con el gerente o buscar un nuevo empleo que le genere más satisfacción. <br />
Pero si para el empleado el aburrimiento significa costos psicológicos de corto plazo – estrés, infelicidad, caída de la autoestima – es mucho más caro para el empleador, que probablemente perderá a la larga un talento y una colaboración valiosa. <br />
La solución está en iniciar conversaciones regulares con los empleados para preguntar qué los haría sentir más comprometidos y más productivos.</p>
El aburrimiento mata la productividad
Del aburrimiento casi no se habla y a menudo pasa desapercibido. Sin embargo, muchos dicen que es el asesino número uno de la productividad en el trabajo. Más que de la falta de trabajo deriva de tareas repetidas y poco atractivas.