<p>Este noviembre marca el centenario del nacimiento de Drucker – fallecido en 2005 a los 95 años – y el aniversario fue celebrado en una serie de acontecimientos en todo el mundo.</p>
<p>La semana pasada en Viena, ciudad donde nació y vivió los primeros 18 años de su vida, se lo recordó en una conferencia internacional. Pero la idea no era mirar para atrás sino hacia adelante, explicó Richard Straub, organizador de la conferencia. “No estamos abriendo un museo aquí”, “Ya tenemos muchos en esta ciudad”.</p>
<p>El debate se centró en las ideas y el legado del padre del management moderno. ¿Qué nos estaría aconsejando hacer ahora? ¿Y cuál sería su respuesta a la gran crisis financiera y económica?</p>
<p>Sus discípulos aprovecharon la ocasión para dar a la ortodoxia empresarial (especialmente la anglosajona) una buena paliza. Con sus MBA bajo el brazo, los ambiciosos que buscaban maximizar ganancias personales persiguieron egoístamente sus propios intereses, ignorando la responsabilidad moral de concentrarse en el éxito sustentable de la organización y la sociedad toda.</p>
<p>La crítica que hizo Drucker a la codicia u la irresponsabilidad fue anterior a la crisis actual. El admiraba lo que un gerente y una organización podían lograr cuando se lo proponían. Pero habiendo presenciado la incompetencia gerencial además del extremismo político de primera mano en Europa en los años 20 y 30, entendía lo que podían ser las peores consecuencias de la mala práctica.</p>
<p>Joseph Macieriello, colega de Drucker, dijo en la conferencia que creía que las organizaciones necesitaban estructurarse “para contrarrestar, minimizar o reorientar las fuerzas oscuras de la naturaleza humana”. La Harvard Business Review reprodujo este mes un artículo de Alan Kantrow escrito en 1979 sobre Drucker donde dice que “está profundamente preocupado por la profesión del management porque teme lo que podría ocurrir si las grandes instituciones de la sociedad occidental no cumplen con sus responsabilidades esenciales”.</p>
<p>En la misma línea, Prahalad dijo que la verdadera tarea druckeriana para el siglo 21 sería “reinventar el compacto social de la empresa”. Si bien este sentimiento pareció, a algunos delegados, alejarse demasiado del énfasis puesto por Drucker en la misión del emprendedor, en la innovación y hasta en la “destrucción creativa”, casi todos los presentes sintieron que la profesión del management se beneficiaría si volviera a dedicarse a un enfoque moral explícito.</p>
<p>Se recordaron, en la conferencia, las “cinco preguntas más importantes” que propuso Drucker para que se formule todo gerente: ¿Cuál es su negocio (o su misión)? ¿Quién es su cliente? ¿Qué valora su cliente? ¿Cuáles son sus resultados cuál es su plan?</p>
<p>Aunque ensalzado como visionario por algunos – hablaba de “trabajadores del conocimiento” unos 20 años antes que todos los demás – Drucker rechazó esa etiqueta, y la de gurú también. “Yo nunca hago vaticinios”, dijo una vez. “Lo que hago es mirar por la ventana y ver lo que es visible pero todavía no es visto. “</p>
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Drucker, siempre vigente
Nadie influyó más que él en la práctica del management, dijo C.K. Prahalad hace días en Viena durante una conferencia internacional sobre la relevancia actual de las ideas de Peter Drucker.